Así se vive en Utqiagvik, el pueblo estadounidense donde el sol se esconde por 64 días

La noche polar sumerge al Ártico en meses de oscuridad, afectando a humanos y fauna. Descubre sus misterios y efectos

Alaska

En este lugar no gozarán de la luz solar hasta el mes de marzo. Crédito: Shutterstock

En la serie policíaca de HBO “True Detective: Night Country”, un par de policías tratan de resolver misteriosas muertes en la ficticia ciudad de Ennis, Alaska. La trama se desarrolla en el contexto de la noche polar, un fenómeno natural que sumerge a algunas regiones en la oscuridad durante meses.

Pero, ¿qué es exactamente la noche polar? ¿Dónde ocurre y cómo afecta a quienes la viven?

¿Qué es la noche polar y dónde ocurre?

La noche polar es un periodo en el que el Sol no sale por el horizonte durante más de 24 horas. Este fenómeno ocurre en invierno, en las regiones situadas al norte del Círculo Polar Ártico y al sur del Círculo Polar Antártico, aproximadamente a los 66,6° de latitud. Cuanto más cerca de los polos, mayor es su duración. En el Polo Norte, por ejemplo, la noche polar dura aproximadamente 179 días, desde mediados de septiembre hasta mediados de marzo.

Algunas ciudades experimentan la noche polar durante semanas. Utqiagvik, la ciudad más septentrional de Estados Unidos y fuente de inspiración para “True Detective: Night Country”, vive 65 días de oscuridad continua cada año, desde mediados de noviembre hasta finales de enero.

A pesar de su nombre, la noche polar no es una oscuridad absoluta. La luz solar se refracta sobre el horizonte, generando distintas fases de crepúsculo. Durante el “crepúsculo civil”, aún hay suficiente luz para realizar actividades al aire libre, mientras que en el “crepúsculo astronómico” la única iluminación natural proviene de la Luna, las estrellas y las auroras boreales.

¿Cómo afecta la noche polar a la vida cotidiana?

Para quienes viven en el Ártico, la noche polar puede ser un desafío. La falta de luz natural afecta los ritmos circadianos, alterando el sueño y reduciendo los niveles de energía. Sin embargo, no todos lo ven como algo negativo. Como explicó un habitante del archipiélago de Svalbard a NPR: “Hay que ver la belleza en la oscuridad. Y para mí, eso no es difícil”.

Los residentes del Ártico adoptan diversas estrategias para sobrellevar la noche polar. Las lámparas de fototerapia, que imitan la luz solar, ayudan a mantener el ánimo y la salud. Mantener una rutina estable y realizar actividades físicas también son clave para evitar la fatiga y el desánimo. Aun así, el frío extremo limita las opciones de entretenimiento al aire libre. En Utqiagvik, por ejemplo, las temperaturas de enero promedian los -27°C.

Los humanos no son los únicos que enfrentan este desafío. La fauna del Ártico ha desarrollado adaptaciones sorprendentes para sobrevivir en la oscuridad y el frío.

* Roedores y pequeños mamíferos: Lemmings y topillos excavan túneles en la nieve para alimentarse de semillas almacenadas.

* Hibernación y refugio: Las ardillas de tierra del Ártico hibernan durante meses, mientras que los osos polares buscan guaridas para protegerse del peor clima invernal.

* Ajustes en los ritmos de actividad: Muchas especies, como los zorros árticos, ajustan sus periodos de alimentación y descanso para conservar energía.

* Adaptaciones visuales: Los ojos de los renos cambian de color en invierno, volviéndose azulados para mejorar la visión en la penumbra.

* Migraciones submarinas: El zooplancton sigue patrones de movimiento influenciados por la luz de la Luna, ascendiendo y descendiendo en el océano según su brillo.

La noche polar y el cambio climático

Incluso en la aparente inmovilidad del invierno ártico, el cambio climático deja su huella. El deshielo acelerado ha facilitado el paso de barcos, llevando contaminación lumínica a regiones que antes permanecían en total oscuridad. Esta luz artificial podría estar alterando los ecosistemas marinos, afectando el comportamiento de especies que dependen de la oscuridad.

Además, en regiones como Svalbard, el aumento de temperaturas ha reducido la capa de nieve y ha provocado lluvias invernales. Esto hace que la noche polar sea aún más difícil para los habitantes humanos y la fauna local, que dependen del hielo y la nieve para protegerse y obtener alimento.

La noche polar es uno de los fenómenos más extremos del planeta. Su impacto en la vida cotidiana y en la fauna es profundo, y con el cambio climático, los desafíos podrían intensificarse en el futuro. Sin embargo, quienes viven bajo su influjo han aprendido a adaptarse y a encontrar belleza en la oscuridad.

Ya sea en la realidad o en la ficción, la noche polar sigue siendo un misterio fascinante que nos recuerda la resiliencia de la vida en los entornos más inhóspitos del planeta.

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