La fiebre de Pokémon llegó a México antes que la aplicación
La fiebre del juego de Pokémon Go ya llega a México
MÉXICO.- Aún no se lanza oficialmente la aplicación del juego virtual Pokémon Go en México pero ya Santino Cortés se prepara este día para jugarlo como miles de mexicanos, sin contar que ya la descargaron desde un link desconocido que alguien les compartió.
Este niño de 13 años la descargó gracias a la cuenta estadounidense que compartió “la tía de una prima de su amigo”, según cuenta.
La madre, quien lo acompaña en la aventura desde su casa hasta el Parque México en la Ciudad de México, asienta la versión mientras mira a su hijo arrancar la “caza de pokémones”, monstruos virtuales que se miran en el teléfono incrustados en la pantalla, que a la vez visualiza el sitio real donde se encuentra el jugador o “avatar”.
– Voy a prender el incienso- dice Santino animado por esta decisión que tardó en tomar: no es fácil hacerse de incienso en ese mundo.
El reto del juego es sencillo: lograr atrapar a las 719 variedades de criaturas que existen en Pokémon Go, el juego inspirado en la serie animada de televisión homónima propiedad de la compañía Nintendo que desde el 14 de julio ha apuntalado sus alicaídas finanzas con 30 millones de usuarios en EEUU y 38 países.
Para capturar a los monstruos, el jugador necesita herramientas tales como pokébolas, inciensos, pociones y piedras que puede encontrar de manera virtual en “paradas”, centros de abastecimiento limitados o comprar sin restricciones con el dinero que se gana peleando en un gimnasio contra otros pokémones.
Todo esto lo explica Santino sin despegar la vista del teléfono porque se encuentra en una batalla contra otro usuario que le lanzó un bicho de pelos parados que se llama Jolteon y la pelea se refleja ante el busto de Albert Einstein del Parque México.
– Ah, me están haciendo polvo- se lamenta en voz alta y luego explica: “yo no soy tan, tan fanático, pero quien no lo aprende es como un raro en la escuela: un apestado”.
Pokémon ya da dolores de cabeza en México, aunque su arribo oficial es incierto. Algunos padres consideran que quita capacidad de razonamiento “ahora los teléfonos piensan por las personas”, dice Rubén Cortés, padre de Santino.
Desde otros ángulos, analistas de seguridad nacional solicitaron al gobierno evaluar los riesgos de que la gente “cace monstruos” en zonas como el aeropuerto y la Policía Federal advirtió en días pasados a través de su cuenta de la red social Twitter sobre los peligros de bajar aplicaciones apócrifas y de jugar distraídos en sitios públicos.
Frente a la Fuente de los Cántaros, Santino se entera por otro jugador que ronda la zona que si quiere incrementar sus posibilidades de éxito en la caza deben ir a la Alameda Central, en el Centro Histórico, que a la par de Chapultepec y Coyoacán lidera en gimnasios, tiendas y paradas pokémones.
Madre e hijo toman el taxi. “¡Esto es muy bueno: desde aquí les puedes disparar!”, comenta el niño sonriente mientras captura monstruos usando pokebolas imaginarias que pasan de largo por en el verdadero Ángel de la Independencia. “Esto es simplemente exquisito”.
Apenas llegan al lugar se mira a un centenar de muchachos rondando de aquí para allá detrás del Hemiciclo a Juárez donde conviven de manera real y virtual un plantón del sindicato de maestros contra la Reforma Educativa y una parada de pokémon.
“Desde la conquista de los españoles la educación es positivista, burguesa”, dice un profesor al micrófono en tanto Armando García, uno de los manifestantes lamenta haber quitado la aplicación de pokémon que lo sacaba de los largos aburrimientos del plantón. “El problema es que me gastaba muchos gigas”.
Detrás de García, Mónica Morales, una abogada de 43 años, camina lentamente porque su pokémon está a punto de “evolucionar” (convertirse de un criatura débil a otra más fuerte) cuando recuerda que tiene que estar a la una de la tarde en el juzgado para revisar expedientes de los casos de divorcio en los que trabaja.
“También traje a mis sobrinos para que se distraigan un poco”, explica apenada porque a su alrededor la mayoría que juega son muchachos adolescentes que encontraron en Pokémon Go una vía para salir de casa o veinteañeros de oficinas que aprovechan su horario de comida para jugar un poco. “Con 20 minutos te relajas bastante”, dice Karen Cruz quien trabaja en un call center. “De los trece que trabajan en mi oficina sólo tres no lo tienen”.
Santino llegó a la Alameda con 98 monstruos de 20 variedades y después de una hora ya tiene 148 de 30 tipos. Falta mucho para coleccionar los 719 bichos, pero ya se cansó. Es tiempo de volver a casa, al cabo que hay pokemón para rato, “¿verdad que está divertido, mamá?, pregunta.