Buena alimentación = Buen rendimiento escolar

Nutricionista registrada ofrece consejos para nutrir bien a los hijos en edad escolar

De seguro que ya tienes listos uniformes, mochilas, libros y útiles escolares de tus hijos que ingresan por primera vez  o retornan a la escuela. Pero, ¿ya tienes un plan de las meriendas o almuerzos escolares que les vas a preparar?

Pues si no lo has hecho, es recomendable que te pongas desde ahora a recopilar recetas  saludables y fáciles de preparar.

“No hay excusas para no prepararle a nuestros hijos alimentos ricos, rápidos y sanos que les ayuden a tener energía y estar atentos en el salón de clases para aprender”, dice la  nutricionista registrada Malena Perdomo, basada en Denver, Colorado.

Según la nutricionista, quien es educadora contra la diabetes y madre de dos hijos, aunque los padres trabajen, esto se puede hacer si una se planifica y organiza, usa alimentos y recetas saludables, aprende sobre los alimentos que niños y adultos deben a diario ingerir y enseña a los hijos a comer de forma balanceada.

Y para esto, Perdomo asegura que solo hay que seguir estos consejos y normas básicas de la buena alimentación:

1- Incluir en las tres comidas del día una porción de los grupos de alimentos necesarios para su sano desarrollo y buen rendimiento escolar. Estos grupos son: proteínas (carnes, pescado, leche, yogur, queso, huevo, etc.); carbohidratos (entre ellos están los granos y la legumbres; así como el pan, la pasta y los cereales integrales); ácidos grasos esenciales (pescado, aguacate, aceite de oliva, etc.); vitaminas, minerales y fibra (presentes en frutas y verduras frescos).

2- Enseñarles, con el ejemplo, los hábitos de la buena alimentación. “Algunos niños son complicados para comer, pero no hay que darse por vencido para enseñarles a comer bien…Hay que servirles los alimentos saludables de manera divertida para que ellos se interesen en ellos”, explica la experta en nutrición.

3- Inculcarles que no se deben saltarse ninguno de los tres alimentos básicos del día, particularmente el desayuno que es fundamental para el desarrollo de los menores.

“Los niños deben llegar a la escuela bien desayunados, porque son los alimentos del desayuno (compuesto generalmente por proteínas, carbohidratos, lácteos y frutas) los que les proporcionan la energía que necesitan para jugar y correr con sus amiguitos y estar concentrados cuando la maestra les enseña los conceptos que deben aprender… Y es esa concentración la que necesitan para el éxito académicos”, explica Perdomo.

Otro beneficio de ingerir un buen desayuno —agrega la nutricionista— es el hecho que el menor se va a sentir menos hambriento durante el día algo que le ayudará a comer lo que realmente necesita y evitar el sobrepeso.

El buen desayuno es clave en el desarrollo físico y académico del menor en edad escolar.
El buen desayuno es clave en el desarrollo físico y académico del menor en edad escolar./Shutterstock

3- Sustituir las meriendas o snacks “vacios o chatarra” por alimentos sanos como trocitos pequeños de zanahorias para comerlos solos o con dips saludables, tronquitos de apio o pepino para comerlos con mantequilla de almendras o maní, cuadritos o tiritas de manzana o pera (a los menores les resulta más divertido y atractivo comer las frutas picadas en vez de enteras con cáscara) o vasitos o tubitos de yogur congelado.

“Estos snacks saludables son ideales para incluírselos en las loncheras escolares”, resalta Perdomo.

4- Incluirlos en la preparación de sus meriendas y almuerzos escolares la noche anterior. A los menores les encanta ayudar. Ellos pueden picar la lechuga y las frutas, mezclar los ingredientes que se usarán para la preparación de las salsas saludables y armar los sándwiches.

“Esta actividad familiar es buena para ellos porque, a la vez que ayudan a preparar sus loncheras, van conociendo y aprendiendo sobre los alimentos sanos que necesitan comer todos los días”, acota la experta.

5- Enseñarles que deben tomar suficiente leche durante el día para que sus dientes y huesos crezcan fuertes y sanos; al igual que agua, en vez de sodas, para prevenir la deshidratación.

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