Familias afectadas por la explosión de Maywood exigen respuestas
Residentes del área viven con miedo de que pueda ocurrir otro incendio que ponga en peligro sus vidas; aún no saben quién pagará por los daños y tampoco si algún habrá algún impacto en su salud
A dos meses de la explosión de una bodega de chatarra en Maywood, Luisa Salgado, quien vive un par de casas atrás del negocio, dice que se despierta de madrugada asustada por las pesadillas de un nuevo siniestro.
“Hemos quedado todos traumados, muy afectados. Yo despierto como a las 2 de la mañana, casi a diario, toda tensa. Ya pasó, ya pasó me dice mi esposo para tranquilizarme”, cuenta esta ama de casa quien junto con su marido Miguel Salgado y una sobrina que vive en un cuarto en el patio de su casa con sus cuatro hijos tuvo que abandonar a toda carrera su hogar cuando sobrevino la explosión.
“Tronaba todo y luego se vino la lumbre. ¡Se quema la yarda! se escuchaba decir alrededor”, relata aún con zozobra.
Luisa Salgado y su familia fueron evacuados junto a unos 300 residentes el 14 de junio al prenderse en llamas la yarda de chatarra Panda International Trading, localizada en el 3570 de la Avenida Fruitland y un segundo negocio, Sokor Metals.
“Pasamos dos semanas fuera. Sin poder entrar a nuestra casa. Lo más grave de todo es que nos sentimos inseguros, preguntándonos qué más a va seguir”, cuestiona.
La mayoría de los vecinos desplazados hasta por un mes de sus residencias tras el incendio comparten el mismo sentimiento de inseguridad. “Quisiéramos vender nuestra casa pero quién va a querer comprar después del incendio”, pregunta Salgado. Añade que quisieran que el gobierno esté más pendiente y tome cartas en el asunto.
Los vecinos se quejan que cuando cae la tarde, la cuadra se inunda de un olor a quemado. “También por las mañanas muy temprano, llega el olor muy fuerte”, dice Aaron Portillo quien reside con su madre, su abuela, un hermano y un amigo, exactamente a espaldas de la yarda siniestrada.
Y señala que si bien recibieron ayuda como pago de hotel y 20 dólares por día por persona afectada mientras no pudieron entrar a sus casas, nadie quiere hacerse cargo de pagar por los daños.
“Se nos quemaron tres carros. El garaje se nos arruinó con todo y las herramientas que teníamos dentro. Por eso decidimos demandar para que nos paguen”, observa.
La barda del patio de la casa de María Vázquez quedó llena de tizne, sus plantas y árboles se secaron y hasta a su perro se le quemó el cuello. “Lo peor es que quedamos todos asustados, y con algunas molestias. Yo voy a ir al doctor porque desde el incendio, me levanto con ganas de vomitar y no estoy embarazada. Nadie sabe lo qué realmente pasó ni lo que puede pasar en un futuro”, dice.
El alcalde de Maywood, Ramón Medina dijo que la empresa incendiada de momento está cerrada, y considera que no va a volver abrir. “Con todo respeto le pido a los vecinos que esperemos los resultados de las agencias para ver cuáles son los niveles de contaminación. No hemos abandonado la causa, pero es un proceso que lleva tiempo, y estamos esperando para ver las acciones a tomar”, observó.
En el boletín informativo correspondiente a los meses de julio y agosto que la Ciudad envió a los vecinos, les dice que los resultados de los exámenes hechos a la tierra de los patios de las residencias impactadas por el incendio todavía están pendientes. También es estudiada la posible contaminación de las cenizas.
Los resultados preliminares arrojaron altas concentraciones de magnesio, aluminio, hierro, cobre, zinc y otros metales. En lo que se refiere al aire, la Agencia del Medio Ambiente (EPA) ha encontrado una disminución de los niveles de contaminación al interior de las viviendas.
Resultado de una mala planificación
Marcos Oliva de Community Emergency Response Team (CERT), una organización de voluntarios que ayuda en casos de emergencias como incendios químicos, dijo que la explosión de Maywood es la consecuencia de una mala planificación en las ciudades latinas del condado de Los Ángeles. “El uso mixto de zonas residenciales con zonas industriales conlleva a este tipo de tragedias. Los vecinos deben estar muy bien informados de lo que hay al otro lado de sus propiedades. Eso es responsabilidad del gobierno local y las autoridades del condado deben ser más estrictas en zonas de uso mixto”, expuso.
“Quién diría que aquí atrás tendríamos un laboratorio de productos químicos prohibidos. Al dueño de este lugar se le dieron muchas advertencias pero siguió operando, casi 50 viviendas tuvieron que ser limpiadas y 300 evacuados. Tiene que haber condiciones más estrictas para estos negocios y que los vecinos sepan los riesgos a sus vidas al vivir aquí”, señaló.
Cuáles son las consecuencias
Diane Oliva, ex concejal de la vecina ciudad de Cudahi y quien se sumó a organizar a los vecinos para defender sus derechos, denunció que no se ha hecho suficiente en todas las agencias de gobierno. “Y esto puede pasar de nuevo en cualquiera de nuestras ciudades de uso mixto con vecinos que tienen fábricas en sus patios. Lo triste es que son ciudades del sureste del condado, que están mal económicamente. Queremos que las agencias den respuestas más rápidas a los afectados sobre las consecuencias de la explosión. La gente quiere saber si están seguros y cuáles pueden ser los efectos en su salud el día de mañana”, señaló.