Editorial: Trump y la recuperación de empleo

Las ventajas de congraciarse con la próxima administración son un buen negocio.

El presidente electo Donald Trump cumplió en evitar que los empleos de la empresa Carrier se vayan de Indiana a México. Eso no significa una estrategia viable para evitar la salida de puestos de trabajo. Este es un caso excepcional que por sus características es muy difícil de replicar.

La fábrica de aire acondicionados Carrier, propiedad de United Technologies (UT), quería trasladar los 1,400 empleos de su planta en Indianápolis a México para ahorrar 65 millones de dólares anuales.

Trump usó este caso para denunciar la emigración de empleos de manufactura a otros países que por años perjudica a los trabajadores en los Estados industriales. Esos que le dieron el triunfo.

Después de una intervención de Trump, Carrier decidió mantener mil empleos en la planta. El motivo no fue la repetida amenaza de Trump de ponerle un recargo de 35% a lo fabricado en el exterior. Es más complejo.

United Technologies es un contratista del Departamento de Defensa que recibe el 10% de su ingreso anual, cerca de 5,600 millones de dólares, del gobierno federal, el cual es su principal cliente. Las ventajas de congraciarse con la próxima administración son un buen negocio.

Esto también ayuda a las relaciones públicas de UT. Especialmente cuando recibe las alabanzas de Trump como un ejemplo corporativo a seguir, a pesar de que sí envía 400 empleos de esa planta a México y otros 700 de una planta en el condado de Huntington, Indiana, a 94 millas de Indianápolis, de la división a la que pertenece Carrier, United Technologies Electronics Control. Otro buen negocio.

Tampoco viene mal que el vicepresidente electo, Mike Pence, sea el gobernador de Indiana para que Carrier reciba rápidamente siete millones de dólares en deducciones impositivas que saldrá del bolsillo de los contribuyentes.

Trump tiene el mérito de dirigirse a un problema nacional ignorado por demócratas y republicanos como es la desaparición de empleos en la manufactura. Las causa son muchas, desde la tecnología a la mano de obra barata, desde las regulaciones necesarias pero incómodas, a cuestiones impositivas y la política laboral de cada empresa. La solución es muy compleja porque no es atender un solo factor.

Por eso el acuerdo con Carrier es un mal ejemplo. Le muestra a otras compañías que basta amenazar con una partida para recibir una atención presidencial especial que se adapte a sus condiciones especiales. Eso parece más chantaje que política de gobierno.

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