‘No quedó nada en pie’, testimonio de habitante de Tultepec
La tragedia ha dejado más de 30 muertos y casi 100 heridos
TULTEPEC, Estado de México – Mientras comía, los estruendos sorprendieron a José Solano, quien vive en el Barrio de La Piedad. Fue a la azotea y observó una columna de humo que se alzaba sobre el mercado de San Pablito.
Como un acto reflejo, todos en Tultepec saben que en cuanto se registra una explosión, hay que acercarse para ayudar.
Así que José tardó cinco minutos en llegar en bicicleta. Cuando la zona ya era segura, él mismo ayudó a sacar al menos 10 cadáveres carbonizados.
Video: Huyen despavoridos durante explosión en Tultepec
“Les tocaban el pulso y ya sabían que estaban muertos, era muy difícil que sobrevivieran por el calor, a uno lo sacaron vivo pero iba muy mal”, recuerda.
Más difícil que aguantar el calor fue darse cuenta de que una de las víctimas no tenía más de 12 años.
“El niño estaba a lado de una silla en posición fetal, me sentí mal por verlos así”, admite.
Pobladores y sobrevivientes se agruparon espontáneamente para el rescate.
Los policías, primeros en llegar, se mantuvieron al margen: “sólo se dedicaban a sacar fotos en vez de apoyar”, reprocha José.
México, sin leyes adecuadas para la pirotecnia
“Todo se acabó. No quedó nada en pie, y mucha gente murió de forma horrible y algunas personas quedaron sin brazos y piernas.
“Cuando sentimos se movió la tierra y luego hubo lumbre y algunos cohetones que estallaban apilados”, dice Raúl, un vendedor de la zona.
Alrededor de 25 vehículos estacionados en la periferia del mercado ardían y, como si no hubiera suficientes estallidos, también los neumáticos explotaban.
****
En este municipio ubicado al norte del Valle de México, 90 por ciento de las familias se dedica a la pirotecnia y San Pablito es el escaparate más grande, aunque sólo abre dos meses en el año.
En 2005 y en 2006, el tianguis estalló en plena temporada patria.
Video: Van 36 muertos por explosión en Tultepec, la población pide ayuda
Esta vez lo hizo en la segunda de las tres semanas de mayor venta: según los propios productores, entre el 12 y el 31 de diciembre, en el lugar se comercializan hasta 700 toneladas de producto.
“La gente estaba surtiendo compras navideñas y de repente se vino la tronadera y todos a correr”, relata Alberto, uno de tantos coheteros.
Testigo de primera mano, vio a una señora y a una niña en el llamado puesto “El Torito” que no alcanzaron a salir y que gritaban por ayuda.
Hasta que llegaron los bomberos y los voluntarios encontraron los dos cuerpos carbonizados.
“Fueron como 25 minutos de horror”, resume.
Otro testigo narra cómo intentó correr, pero el fuego y la humareda lo paralizaron por unos segundos.
“Hasta se te seca la boca, se te doblan las rodillas, la sensación es algo que no puedes explicar”, expresó.
Los propios vecinos se organizaron para dar agua a quienes lucían más cansados.
Incrédulo, asegura que la cifra de muertos tal vez sea mayor, pero que ni a las autoridades y mucho menos a los locatarios, les interesa que se sepa.
“Si espantas a los visitantes o clientes con decir que hubo tantos muertos no es conveniente”, dice y prefiere omitir su nombre para no sufrir represalias.
“No es conveniente para nadie. El pueblo va a proteger su fuente de trabajo, no van a permitir que se haga una mala fama del lugar, por eso no van a decir qué pasó o cuanta gente murió”.
