Indignados, no cogen cotorra de Wall Street
Cuando un grupo a quienes les hemos confiado el cuidado de nuestra economía nos comunican que lo hemos perdido todo, porque una crisis enfermó nuestro dinero y éste desapareció, es posible que nos quedemos perplejos y tristes buscando una explicación, pero lo más natural es que encontremos consuelo como siempre, para resignarnos y empezar otra vez como todo pendejo que deja eso así.
Pero cuando vemos que al dinero de ellos, que hasta estaba junto con el nuestro, no le ocurrió lo mismo, y que por el contrario, los dólares de estos carajos se volvieron más vigorosos, porque con la crisis ahora ellos son más ricos, la impotencia nos arropa, por no poder encontrar una explicación del por qué esta crisis fue tan selectiva y severa con los que estamos en una situación precaria.
Pero aun así, nos seguimos resignando, porque a eso nos acostumbraron. Sólo que ya nos damos cuenta cuál fue el propósito de procurar nuestra paciencia. Ahora el lío es, que ya no podemos resignarnos más con las malas noticias. Es posible que nuestra indignación nos haya sorprendido ya que siempre estuvimos dispuestos para aceptar el entierro con el muerto frío.
El que recuerda el movimiento pacifista de los 60, de los llamados hippies, y va hoy a Wall Street a ver este movimiento de jóvenes indignados, lo más natural es que la emoción los invada. Cuando uno ve lo que ocurre en el centro comercial de Nueva York, uno siente en el alma un frío de esperanza. Estos indignados creativos y razonables de hoy, parecen ser la reencarnación de aquellos jóvenes que vestían informal y se movían al compás de una canción de los Beatles.
Lo que hoy ocurre en este parque de la libertad, se está convirtiendo en un destino turístico porque más que protesta, parece un desentierro de la fe.
Pero a diferencia de esos héroes anónimos estos tigueritos de hoy, son motores y bocinas de un mundo que se niega a seguir siendo el mismo grupo de pendejos, en que el 99% se lo dejó poner frío de un 1% que no tiene ni sangre en las venas. Por eso de algo debe estar seguro Wall Street, esos muchachos no cogerán cotorra.