Listo Cruz para la gran cita
EAST RUTHERFORD, N.J. – Cuando se observa a Víctor Cruz en el terreno de juego, no parece preocuparle nada. Siempre hay en él una sonrisa, a veces una risa, y en los mejores momentos, el baile de salsa.
El receptor de segundo año de los Giants de Nueva York atraviesa por una de esas temporadas de descollar ante todos. Ya quebró la marca de los Giants de yardas como receptor en una sola temporada, lo que le convierte en una de las grandes amenazas de la NFL.
El pasado fin de semana, ante los vecinos y rivales Jets, anotó un TD récord de 99 yardas, y ha deleitado a los 80,000 espectadores del MetLife Stadium con electrificantes ‘touchdowns’, seguidos por su celebración con sabor hispano.
Incluso una rutinaria atrapada de un pase de Eli Manning es coreada desde las tribunas con un extenso ‘cruise’. Nada mal para un agente libre, no seleccionado, que en dos ocasiones estuvo bajo amenaza de ser expulsado de la Universidad de Massachusetts por sus pobres calificaciones.
Para un individuo de 25 años, que se crió a unos 15 minutos de Meadowlands, es casi un sueño.
También es un sueño que muchas veces pudo haberse frustrado mientras se criaba en Paterson, una ciudad plagada de problemas de drogas, gangas y desempleo de 16%, según Benjie Wimberly, coach de football de Cruz en la Paterson Catholic.
“No es un lugar fácil para alguien que está creciendo”, dijo Wimberly en entrevista telefónica.
Cruz, de padre afroamericano y madre hispana, recuerda las noches en su casa, o cuando caminaba por el vecindario y escuchaba los cercanos tiroteos.
“Es algo surreal”, dijo Cruz mientras los Giants se preparan para su choque dominical contra los Cowboys de Dallas por el título de la División Este de la Conferencia Nacional. “Me levanto cada día y me pellizco a mí mismo y pienso cuán lejos he llegado y lo que he conseguido. No anticipaba tener esta clase de temporada, sencillamente quería estar aquí y hacer las cosas bien. Y ahora tengo mi lugar en la historia, es increíble”.
Las estadísticas de Cruz rayan en la insanidad, particularmente al considerar que técnicamente es el tercer receptor de los Giants, detrás de Hakeem Nicks y Mario Manningham. El ‘wideout’ en su segunda temporada suma 76 atrapadas para 1,358 yardas y ocho touchdowns. Promedia casi 18 yardas por recepción y esta semana fue escogido como segundo alterno al Pro Bowl pese a que no estaba en la boleta de los fanáticos.
Wimberly dijo que Cruz era como casi todos los adolescentes de la Católica Paterson: quería jugar en el equipo de baloncesto, que era muy bueno.
“Era un atleta super talentoso, pero era uno más en el equipo de baloncesto”, dijo Wimberly. “Nos percatamos de que tenía la habilidad atlética y el talento para jugar football, y con su corpulencia, podía hacer la diferencia”.
Cruz sí hizo una diferencia en la escuela superior pero tuvo problemas iniciales en colegio, en parte por la súbita muerte de su padre. Dos veces fue enviado de regreso a casa y tuvo que tomar varios cursos por internet.
“Tuvo mucho que ver que yo era muy terco, y mi mamá no estaba ahí, sino que tomaba mis propias decisiones”, admitió Cruz.
Eventualmente completó su carrera colegial con 31 atrapadas pese a que no comenzó un juego hasta su año de junior. Fue firmado por los Giants como agente libre y captó la atención nacional al atrapar tres pases de TD en un juego de pretemporada contra los Jets. Su temporada de novato concluyó de modo prematuro cuando fue colocado en la lista de lesionados al lastimarse un tendón de la corva.
Cruz devenga este año $450,000, muy por debajo del valor que muestran sus estadísticas. En menos de un año, Cruz se ha convertido en un modelo a seguir por jugadores hispanos de football, y espera atraer la atención de muchos más de ellos hacia la disciplina.
“Culturalmente, este no ha sido un deporte dominado por hispanos”, dijo Cruz. “Creo que conmigo, Tony González y otros, podemos aumentar esa participación”.