Hispano mató a joven rapero ex convicto: acusación en Nueva York
Un hispano fue detenido por matar a balazos en Chelsea (NYC) a Anthony “Ant” Holley (44), un ex convicto que intentaba triunfar como rapero. NYPD lo estuvo buscando por casi un mes
Osvaldo Marrero fue detenido como sospechoso de matar a balazos en Chelsea (NYC) a Anthony “Ant” Holley (44), un ex convicto que intentaba triunfar como rapero.
Marrero, de 34 años, dejó de ir a trabajar, vació su cuenta bancaria, se deshizo de su teléfono celular y usó una aplicación para cifrar su nuevo número después de la muerte de Holley a fines de noviembre, según los fiscales. Finalmente el martes fue atrapado en el apartamento de un amigo después de estar 23 días prófugo.
Marrero fue presuntamente captado en un video alrededor de las 9:25 p.m. del 27 de noviembre paseando durante unos dos minutos, pistola en mano, afuera de Fulton Houses (NYCHA) en W. 17th St. cerca de Ninth Ave, mientras Holley compraba comida en una tienda a media cuadra de distancia.
Cuando Holley salió de la tienda y pasó junto al hispano sacó su propia pistola y le disparó a Marrero, dice la denuncia. Los dos se alejaron, pero momentos después Marrero se detuvo y disparó una vez a Holley desde 38 pies de distancia, hiriéndolo en la cabeza antes de salir corriendo.
El móvil del asesinato no está claro. Holley tenía 16 arrestos en su historial, la mayoría por drogas, y había pasado más de 16 años en prisión por cuatro condenas por narcotráfico. Era padre de un adolescente de 18 años y una niña de 8.
Marrero tiene una condena previa por delito grave y 10 por cargos menores, incluidas dos por violar órdenes de protección al acosar y amenazar a una ex novia, según los fiscales.
La hermana de la víctima, Tashey Holley, dijo que él miraba hacia el futuro, tenía trabajos ocasionales y estaba decidido a seguir una carrera grabando música rap. “Estaba en el estudio diciendo que quería tomárselo en serio esta vez y perseguirlo, hasta que sucedió esto”, afirmó.
Todos los cargos son meras acusaciones y se presume que las personas procesadas son inocentes hasta que se pruebe su culpabilidad en un tribunal.