EEUU no puede tolerar que China reprima en territorio americano
Los rufianes de Xi Jinping arremetieron contra los manifestantes usando barras de metal, astas de banderas y sprays de gas pimienta
La reciente visita a Estados Unidos del dictador de China, Xi Jinping, permitió a los norteamericanos ver “en directo” la forma en que los comunistas tratan de silenciar la libertad de expresión, incluso fuera de las fronteras de sus países.
En la nación norteamericana es usual y frecuente que los mandatarios extranjeros sean acogidos con muestras de júbilo o de protesta, en atención a su forma de gobernar. Y la policía protege el derecho de los ciudadanos a ejercer esa libertad de expresión.
Sin embargo, los dirigentes comunistas, acostumbrados a no permitir ninguna forma de rechazo u oposición en sus países, no las toleran tampoco en el exterior. Por esa razón, Xi Jinping usó a simpatizantes y a agentes de inteligencia del consulado chino en San Francisco para agredir a los disidentes y opositores que se congregaron frente a un restaurante de la ciudad, donde se le ofrecía una cena.
La protesta denunciaba la ocupación china del Tíbet, la represión y violación de los derechos humanos de la población uigur y las amenazas militares contra Taiwán.
Los rufianes de Xi Jinping arremetieron contra los manifestantes usando barras de metal, astas de banderas y sprays de gas pimienta. Quince personas resultaron lesionadas en la embestida represiva. Previo a la agresión, varios disidentes chinos que participaban en la organización de la protesta fueron seguidos y acosados por individuos de ascendencia china. Varios recibieron mensajes amenazantes a través de los medios sociales.
El Comité sobre China de la Cámara de Representantes de EEUU envió al Departamento de Justicia una solicitud de investigación urgente sobre los hechos ocurridos en San Francisco, y le exigió resultados antes que finalice el presente año.
Las autoridades norteamericanas no pueden tolerar esa conducta, y los participantes en la agresión deben ser arrestados y procesados judicialmente. Si entre ellos hay funcionarios con rango diplomático, deben ser expulsados del país inmediatamente.
Asimismo, el Departamento de Estado debe enviar a su contraparte china una comunicación oficial, haciéndole saber que hechos como el ocurrido en San Francisco dañan seriamente las relaciones entre China y EEUU y que, si se repiten, los involucrados van a ser castigados severamente.
Luis Zúñiga es analista político y exdiplomático.