Alcalde gay de Texas renuncia por romance con inmigrante
Tras seis años como alcalde decidió cruzar la frontera al sur y seguir a su enamorado mexicano
Un secreto carcomía la conciencia de J.W. Lown luego de seis años como alcalde de esta ciudad conservadora de las llanuras occidentales de Texas.
A los 32 años comenzó a salir con un joven estudiante universitario y esa relación escaló rápidamente. El problema es que su nuevo amor no solo era un hombre, sino que era un inmigrante sin papeles
Sus asesores le imploraron que interrumpiese el romance. Si la noticia se filtraba, podía representar el fin de su carrera política. No solo eso: podía terminar en la cárcel por darle refugio a un inmigrante que estaba en el país ilegalmente.
Fue así que pocos días después de ser reelegido para un cuarto término, Lown tomó una decisión drástica.
“Puse mis cosas en el auto, enfilé hacia la frontera y no volví a mirar atrás”, cuenta ahora. “Igual que (en la película) Thelma y Louise”.
El San Antonio Express-News informa que con esa decisión de hace cuatro años, San Angelo perdió uno de los alcaldes más populares de su historia y Lown –considerado una estrella naciente de la política del occidente de Texas– vio interrumpido su fulgurante ascenso. El alcalde, no obstante, no hizo sino seguir la huella dejada por cientos de estadounidenses gays que todos los años deciden que las leyes de inmigración de Estados Unidos no les dan espacio para que vivan legalmente con sus compañeros nacidos en el exterior.
Los ciudadanos heterosexuales pueden gestionar permisos de residencia para sus parejas con relativa facilidad, pero esa opción no está disponible para las parejas de un mismo sexo. Muchas se van al exterior. Pocas, no obstante, ven cómo sus historias se ventilan en público.
“Honestamente, no podía jurar respetar las leyes de este país y seguir en esta relación”, expresó Lown.
En los años que pasaron desde su fuga trató de evitar las cámaras de televisión y la prensa amarilla que fue a San Angelo en busca de detalles de la vida de este alcalde gay y de su amor prohibido en el corazón de un estado conservador como Texas.
Pero ahora que el debate sobre las leyes de inmigración y el matrimonio entre personas de un mismo sexo ha ganado prominencia nacional, el ex alcalde ha dado la cara nuevamente en la esperanza de que su caso influya en la opinión pública.
“Duele pensar en todo esto. Tuve que dejar mi familia, ocho años de esfuerzo para construir una reputación estelar en la comunidad”, declaró en una entrevista desde su nuevo hogar, San Miguel de Allende, México, donde se radicó con su compañero. “Espero que el país haya evolucionado lo suficiente como para que podamos hablar de esto”.
La concesión de derechos a las parejas de un mismo sexo es uno de los aspectos más polémicos de la reforma a las leyes de inmigración que se está debatiendo.
El presidente Barack Obama quiere que las personas de un mismo sexo que tienen una “relación permanente” disfruten de los mismos privilegios que los heterosexuales en lo que se refiere al derecho a pedir la residencia para un compañero extranjero. Algunos sectores, incluidos varios republicanos y agrupaciones religiosas, se niegan terminantemente a considerar esa posibilidad.
Hay quienes ven los esfuerzos de Lown por incidir en el debate, incluida una carta que le escribió al principal opositor a la reforma, el representante Lamar Smith, republicano de San Antonio, como un esfuerzo quijotesco.
Pero si hay alguien que puede hacer cambiar de parecer a una persona, bien podría ser Lown. Después de todo, los residentes de San Angelo no solo lo eligieron a él, un hombre gay, como alcalde, sino que lo reeligieron tres veces.
Lown jamás habló públicamente sobre su sexualidad cuando ejercía como alcalde, aunque dice que era “uno de los secretos peor guardados de San Angelo”.
“Cuando tienes 33 años y sigues acompañando a tu hermana a cualquier actividad social, la gente empieza a pensar cosas”, afirmó. Si le pregunta a los residentes ahora, la mayoría dice que estaban al tanto.
“Todo el mundo sabía que el alcalde era gay”, declaró Jean Rochford mientras se preparaba para una partida en uno de los tantos clubes de bridge una tarde reciente. “Y a nadie le importaba”, acotó su compañera de juego Betty Whitten.
Los cambios de opinión, no obstante, son lentos. Cuando se sometió a votación la propuesta de prohibir el matrimonio gay en el 2005, el 83% de la población de San Angelo votó a favor. Los entendidos siguen considerando el distrito electoral de San Angelo como uno de los más conservadores del país.
Para Greg Gosset, quien fuera administrador de la campaña de Lown, la contradicción es fácil de explicar. En una ciudad pequeña de la frontera de Texas, la gente siempre apeló a la fórmula “vive y deja vivir a los demás”, comentó.
“La vida era dura aquí y uno dependía de sus vecinos”, relató. “Todos estábamos en el mismo barco. Incluso hoy, mucha gente conservadora es al mismo tiempo bastante tolerante”.
El que Lown, hijo del prominente dueño de una fundiación y de una inmigrante de Ciudad de México, resultase tan entrador y buen político lo ayudó.
Joseph Wendell Lown no podría haber sido más distinto de los banqueros, empresarios e individuos chapados a la antigua que llegaban habitualmente a la Municipalidad cuando anunció su intención de postularse al cargo más alto de la ciudad en el 2003.
Acababa de pasar un período colaborando con el Cuerpo de Paz en Bolivia. A sus 26 años, daba la sensación de que acababa de salir del campus de la Angelo State University, con la salvedad de que tenía unas canas prematuras que le daban un aspecto serio.
Pero compensó su juventud e inexperiencia con una enorme dedicación a la política.
Golpeó las puertas de donantes, sobre todo gente mayor, mujeres e hispanos, sectores que los políticos tradicionales ignoraban. Fue a fiestas en jardines, eventos de la cuadra y decenas de actividades comunitarias.
Ya elegido, no bajó la guardia. Pasaba horas conversando con la gente y trasladaba sus inquietudes a las sesiones de Concejo Municipal, según cuenta Louise Karona, una de sus partidarias. En un año asistió a 1.600 eventos comunitarios.
“Tenía un carisma especial que no se encuentra en mucha gente”, expresó. “Te hacía sentir importante”.
En el plano político, Lown fue conservador en temas fiscales y más libertario en los aspectos sociales. Cuidaba el dinero de los contribuyentes al tiempo que promovía el desarrollo del centro de la ciudad y la inversión en su infraestructura.
Una bandera gay hondea frente al edificio de la Corte Suprema. (AFP | Saul Loeb)
“Era incansable, y la gente lo notó”, dijo Gossett. Llegó un momento en el que “en los actos políticos, empezabas a ver republicanos junto a demócratas, liberales con conservadores”.
Su pasión rindió dividendos. Luego de tres períodos como alcalde, y pocos días entes de su partida, fue reelegido con el 90% de los votos, una cifra insólita.
“Claro que la gente sabía que era gay”, dijo Mario Castillo, prominente cabildero de San Angelo que opera en Washington y quien fue el mentor político de Lown. “Pero votaban por él, no por el cura de la parroquia”.
Rara vez sus amigos lo oían hablar de su vida social.
“De vez en cuando decía que le gustaría poder conversar con alguien durante la cena o poder desayunar con alguien en la mañana”, dijo Charlotte flowers, concejal y amiga de Lown. “Pero estaba muy enfocado en la política y en su carrera”.
Por eso él mismo se sorprendió cuando conoció al hombre que terminaría siendo su pareja a comienzos del 2009 y se enamoró de él”.
El joven, por entonces un estudiante de economía de 20 años de la Angelo State, conoció al alcalde haciendo un trabajo para una clase. Los dos se entendieron bien y comenzaron a verse.
El nuevo amigo de Lown se crió en el estado mexicano de Guanajuato y vino a Texas en el 2004 para tratar de estudiar. Le fue muy bien en la Angelo State, donde figuraba rutinariamente en las listas de los mejores estudiantes y enseñaba salsa.
Desde el comienzo, dijo Lown, “me dijo cuál era su status legal”.
Por temor a perjudicar a familiares suyos que todavía viven en Texas sin permiso legal, el joven pidió no ser identificado en este reportaje.
Mientras que Lown se identificó en cierta medida con este joven atractivo y ambicioso, sus asesores políticos solo veían problemas por delante.
Castillo dice que oyó hablar por primera vez del romance bien entrada la campaña del 2009 en busca de la reelección.
“Le expliqué con todas las letras a J.W. cuáles eran los peligros de la situación”, expresó. Si la noticia se filtraba, podía poner fin a su carrera política de Lown o, peor todavía, enviarlo a la cárcel.
(AFP/Archivo | Rodrigo Arangua)
Lown pensó en interrumpir el romance, pero pronto llegaron las dudas. Cuando sus simpatizantes festejaban su reelección, Lown no lucía entusiasmado.
“Finalmente comprendí que no podía vivir lamentándome el no haber apostado una vez al amor”, declaró.
En la mañana del 9 de mayo del 2009, los funcionarios de la nueva administración se congregaron en el edificio municipal para asumir sus cargos. “Pasaron las nueve y nada. Luego las 10”, recordó la concejal Flowers. “Estabámos un tanto preocupados. Hasta que una hora después el administrador de la municipalidad nos dio la noticia”.
Lown se había ido del país.
Hoy, la vistosa casa de Lown al sur de San Angelo permanece casi como él la dejó hace cuatro años. Los estantes están llenos de biografías presidenciales y libros de filosofía. La cama no está hecha. En los armarios está la ropa que no se llevó, incluido un par de botas tamaño 13.
“Todavía no han encontrado alguien que pueda ocupar su lugar”, dijo su hermana Alicia recientemente.
Un rumor que circula persistentemente es que Lown volverá en cualquier momento y se postulará nuevamente para la alcaldía.
“Si lo hace”, expresó Dwain Morrison, uno de los tres candidatos para las elecciones para alcalde de mayo, “nos ganaría por paliza a todos nosotros”.
A pesar de su tendencia conservadora, la ciudad ha brindado su apoyo al ex alcalde.
Mencione su nombre y verá como se le ilumina el rostro a la gente y empiezan a preguntar cómo está. Durante la única visita que hizo a San Angelo desde que se fue, para la boda de un amigo el año pasado, le dieron una gigantesca fiesta de bienvenida.
Algunos dicen que Lown les hizo cambiar sus puntos de vista políticos. El esposo de Flowers, un individuo que la concejal describió como extremadamente conservador, ya no hace bromas sobre los gays en los asados de fin de semana. “Tuvo un giro radical”, comentó. “De no ser por J.W. todavía seguiría encerrado en su vieja forma de pensar”.
Lown y su pareja saben que tal vez no puedan regresar nunca. Sus esfuerzos por encontrar la forma legal de hacerlo no han dado resultados.
Bajo la legislación actual, su compañero no podrá solicitar ni una visa de turista hasta el 2019.
“Uno no puede planificar una vida a partir de una visa de turista”, dijo Lown. “De modo que te olvidas del asunto y tratas de empezar de nuevo lo mejor que puedas”.
Desde que se radicaron en San Miguel, una ciudad colonial con gran atractivo turístico en el centro de México, el compañero de Lown terminó sus estudios. El ex alcalde trabaja en bienes raíces y estudia en una universidad mexicana.
Una tarde reciente, Lown le escribió una carta al representante Smith, para quien trabajó como pasante a fines de la década de 1990. Y trató de usar ese vínculo personal para hacerlo cambiar de parecer.
“San Angelo es donde quiero vivir”, le dijo. “Pero no pienso volver si (su compañero) no puede venir conmigo”.