Amenazan de muerte a los que ejecutaron jirafa (video)

En pánico se encuentran los trabajadores del zoológico de Copenhague que ayer ejecutaron a la jirafa Marius. Lo que los atormenta no es el fantasma del animal, sino las decenas de amenazas de muerte y las maldiciones que han recibido luego de la ejecución y posterior desaparición del cuerpo en las bocas de los leones.

Amantes de los animales les han deseado desde las muertes de sus descendientes hasta que todos terminen sufriendo cáncer, entre otros males. Y mientras las autoridades los protegen de lo que pueden, la controversia parece no tener fin.

Marius, un macho saludable de 18 meses de edad, fue sacrificado ayer para “evitar la consanguinidad”. A su corta edad ya había alcanzado la madurez sexual y había que evitar que se reprodujera con algún miembro de su familia. Según se explicó, sus genes eran tan similares que, en caso de aparearse, la descendencia no sería saludable.

La pregunta de muchos ha sido por qué entonces no vendieron a Marius, lo regalaron a otro zoológico o lo trasladaron a otro lugar antes de matarlo frente al público. El zoológico de Copenhague explicó que la jirafa formaba parte del programa de reproducción de estos animales que tiene a su cargo la Asociación Europea de Zoológicos y Acuarios. Entonces, sólo siguen procedimientos ya establecidos para proteger la integridad de la especie.

Se conoció que el zoológico recibió una oferta de $580,000 por Marius, pero la rechazaron porque ese tipo de transacciones no es auspiciado por el programa. De otra parte, se informó que la esterilización del animal no era viable, puesto que habría que sedarlo lo que en múltiples ocasiones resulta en que la jirafa pierde el balance y se mata al romperse el cuello.

Ayer, fue sacrificada con una pistola neumática para no contaminar la carne.

Sugerimos discreción con el siguiente video:

En cuanto a que hubiese audiencia durante el proceso de ejecución y posterior disposición de los restos de Marius entre los leones, el zoológico aclaró que los padres de los menores accedieron a participar en el proceso, tomándolo como una exhibición de “conocimiento científico”.

Funcionarios desmintieron que los menores hubiesen quedado traumatizados y expusieron que, al contrario, tanto niños como adultos ganaron conocimiento con la experiencia.