Hasta sacerdotes no latinos en NYC optan por el español

La creciente comunidad hispana en la ciudad ha llevado al sector religioso y a otros a aprender el idioma

Nueva York — Mientras muchos hispanos de tercera generación dejan perder el idioma de sus padres y abuelos, la cifra de hispanohablantes no latinos no para de crecer. Las comunidades no hispanas reconocen que ser bilingüe, inclusive políglota, es una valiosa herramienta en el mercado laboral.

Cultivar nuevos idiomas no es una tarea desconocida para el padre Peter Mushi, quien emigró de Tanzania, África, hace dos décadas. Su primera lengua es el chagga; pero más tarde dominó el swahili y luganda, y, en Nueva York, el inglés.

Una floreciente feligresía latina en el Sur de El Bronx, en donde inició su labor como sacerdote, lo obligó a dictar misas en español. Sin tiempo para asistir a la escuela, el clérigo recurrió a la convivencia con la comunidad para comprender el idioma que dominaba en la congregación.

“Me tomó seis meses para entender frases completas y dos años para sostener una conversación”, comentó. “La relación con las diferentes diásporas me llevó a reconocer la jerga que para unos es adecuada y para otros ofensiva. Sé el significado de las palabras peculiares”.

El padre Mushi, quien desde hace dos años preside la Iglesia de Santa Cecilia, en El Barrio, enfatizó que comunicarse en español es un requerimiento indispensable que cada vez más sacerdotes no latinos están obligados a cumplir, para lograr una mayor eficacia en su labor diaria.

Un ejemplo es el padre italiano Salvatore Sportino, quien asiste a una creciente congregación mexicana y dominicana en la Iglesia de San José, en El Bronx. La Iglesia Rosa de Lima, en 510 de la calle 165, es otra parroquia con un clérigo italiano hispanohablante.

“Con pocos sacerdotes hispanos en la ciudad y limitados recursos en las iglesias para traer clérigos de Latinoamérica, hablar español es una herramienta valiosa”, enfatizó el padre Mushi, cuya comunidad religiosa es mayormente mexicana, puertorriqueña y dominicana.

“En las misas dominicales sólo se necesita mirar alrededor para ver una dominante presencia latina, la comunidad demanda un padre que habla su lengua”, dijo Alejandro Manríquez, un asiduo feligrés de Santa Cecilia.

Según el resultado preliminar de la Encuesta Sobre la Comunidad Estadounidense 2011, del Centro de investigación Pew, divulgado en agosto, se estima que hay 2.8 millones de hispanohablantes no latinos en el país. Nueve de cada diez (89%) nacieron en Estados Unidos, y el 77% son blancos.

La filipina Gena Brillantes, una organizadora comunitaria que colabora en la iglesia en Harlem, destacó que su lengua materna es el tagalo, pero desde la infancia conoce palabras en español tan comunes como mesa, silla o tenedor.

El dominio español de Filipinas, que inició en 1565 y duró tres siglos, es un vínculo entre el país insular y la diáspora hispana, opinó Brillantes.

“Si no hablara español, simplemente no podría hacer mi trabajo”, dijo. “Ser hispanohablante me abre puertas. Paradójicamente, los jóvenes latinos dejan perder el idioma de sus padres“.

Pew prevé que el porcentaje de latinos que hablan español descienda del 75% actual al 66% en 2020. El centro de investigación encontró que los hispanos de tercera generación son más propensos a perder el idioma.

“En El Barrio es común escuchar padres que hablan español y a sus hijos respondiendo en inglés. Es muy preocupante”, expresó Brillantes, quien aprendió español como misionera en México y San Antonio, Texas.

En el mercado laboral, ser bilingüe es una ventaja apabullante. El paralegal Matthew Marienthal, de 25 años y colaborador de la organización Congregaciones del Este de Brooklyn (EBC), en Bushwick, indicó que hablar español le ayudó a conseguir un empleo al graduarse de la universidad.

“Para 2010 reinaba una mala época económica y conseguir trabajo implicaba ofrecer más que decenas de competidores”, destacó. “Mi español me dio ventaja incluso sobre colegas de ascendencia hispana que no hablaban el idioma”.

Marienthal agregó que el 80% del tiempo habla el idioma en horas laborales, por sus servicios a una comunidad mayormente latina.

La convivencia con la comunidad latina, es otro factor que lleva a los nuevos hispanohablantes a aprender de forma natural. La cajera china Chun Ju Zhang, quien trabaja en una tienda de artículos de belleza en la Octava Avenida, en Sunset Park, comentó que aunque no domina el español, puede pronunciar con fluidez algunas frases, gracias a sus compañeros de trabajo.

“Sólo hablo español poquito, porque escucho a los empleados hablar”, indicó. “Me gusta aprender palabras y conocer su cultura”.

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