¿Más horas de trabajo para mejorar el sueldo? No es tan simple
En los últimos años los sueldos no siguen ni la senda del crecimiento de la economía ni del aumento de la productividad
Hace unos días el candidado a la presidencia por el Partido Republicano, Jeb Bush, dijo en una entrevista que aspiraba a que el crecimiento del PIB del país llegara a mantenerse en el 4% y para ello “tenemos que ser más productivos, la participación en el mercado laboral tiene que subir de este mínimo reciente. Lo que significa es que la gente necesita trabajar más horas y a través de esa productividad obtener más ingresos para sus familias”.
¿Trabajar más horas?
El político lleva razón al decir que la participación en el mercado laboral debe subir el mínimo actual. Desde los años setenta no hay un porcentaje tan bajo de personas que trabajan o buscan una ocupación, 62.6%. Es algo en lo que todos los economistas le dan la razón.
Pero, de nuevo, ¿trabajar más horas?
El año pasado una encuesta de Gallup revelaba que quienes trabajan a tiempo completo en EEUU están trabajando una media de 47 horas a la semana y no las 40 típicas. Es más, uno de cada 10 dice trabajar al menos 50 horas semanales.
Bush, tuvo que clarificar sus comentarios diciendo que se refería a los trabajadores a tiempo parcial que no están trabajando todas las horas que quisieran y necesitan. En ese sentido, la realidad apunta a que 6.5 millones de personas trabajan menos horas de lo que quisieran por que no encuentran otro empleo mejor o porque les han reducido las horas de trabajo. De nuevo, los economistas creen que esta es una cifra muy elevada que debe reducirse y si, millones de personas querrían trabajar más horas.
Pero ¿Asegura la mejora de la productividad unos mejores ingresos?
No hay muchas evidencias de ello en los datos que maneja el Economic Policy Institute (EPI), un centro de investigación progresista. Según sus tabulaciónes, aunque la productividad (El rendimiento del trabajo de cada persona con los recuros de los que dispone) normalmente ha ido ligada a una mejora de los ingresos por salarios, a mediados de los setenta las cosas cambiaron y aunque la productividad ha subido algo más del doble en los últimos 35 años los salarios apenas han despegado por encima del 10%. El EPI aboga por mejoras en el salario mínimo, las horas extra y otros beneficios laborales como clave para la mejora de la economía y el bienestar social.
La mejora de la economía, en general, tampoco está elevando mucho los salarios, según han verificado dos economistas de la Reserva Federal de Saint Louis y está demostrando la evolución del desempleo y los salarios en los últimos meses.
En octubre de 2011 la tasa de desempleo llegó al 10% en EEUU y no ha sido hasta el mes pasado que se ha rebajado hasta el 5.3%. Desde que esta tasa se empezó a aproximar a la normalidad analistas y economistas no han cesado de buscar las pistas que permitan prever que la normalidad también llegará a los bolsillos después de que los salarios se precipitaran tras la crisis. Y no han encontrado muchas pese a que la economía, el PIB, está creciendo y la teoría dice que cuanto menos trabajadores hay desempleados, más incentivos (salarios y beneficios) tienen que ofrecer las empresas para poder contratar.
Pero, de momento, los salarios no muestran que haya presión al alza. Y puede que que se mantengan bajos durante un tiempo. Quizá un tiempo largo.
Esa es la tesis de YiLi Chien y María Arias, los dos economistas de la Fed. Sus cálculos indican que desde 1972, y de forma consistente, el ritmo de crecimiento de los salarios por hora ha estado muy por debajo del PIB per cápita.
“En los últimos 42 años el ritmo de crecimiento de los salarios reales por hora ha sido de apenas del 17% en el caso de los trabajadores que no tienen trabajos de supervisión y 46% en el caso del resto de los trabajadores mientras que el PIB per capita creció mucho más casi el doble”, explican en su estudio.
Peor aún, los salarios reales (una vez descontado el efecto de las subidas de precios o inflación) de los trabajadores crecieron muy poco, o incluso cayeron, durante los años ochenta y hasta mediados de los noventa mientras el PIB se disparaba al alza.
Chien y Arias dicen que dado que el PIB per capita se divide entre los trabajadores y los dueños del capital, el hecho de que los trabajadores tengan un crecimiento salarial tan bajo sugiere “que un mayor porcentaje de los ingresos ha ido, con el tiempo”, a los segundos. Es algo que han mantenido también los economistas que han estudiado el aumento de la desigualdad sobre todo en las últimas cuatro décadas.
“Nuestros resultados sugieren que a largo plazo el promedio de los salarios no ha mantenido el ritmo del crecimiento de la economía”, explican los economistas para concluir que si esta tendencia continua, “no habrá un crecimiento fuerte y real de los salarios incluso si las condiciones económicas mejoran”.