Antes de Trump, otros populistas perdieron la contienda por la Casa Blanca
Corto en propuestas, Trump afrontará lucha cuesta arriba para conquistar al electorado más allá de su base, advierten expertos
Washington.- El magnate empresarial y precandidato presidencial republicano, Donald Trump, se presenta como el único capaz de rescatar a EEUU de la “amenaza” de los inmigrantes y de potencias como China pero, al igual que otros populistas del pasado, éste podría convertirse en un asterisco de la historia, afirmaron hoy expertos.
Desde que lanzó su candidatura en junio pasado, Trump no ha dado tregua a sus rivales, dominando en las encuestas y en la prensa con un mensaje de corte populista y contra el “establecimiento” político. De hecho, en Iowa, el primer estado en realizar primarias, un promedio de encuestas durante todo agosto pone a Trump siempre a la cabeza de sus rivales republicanos, con un 23%, indicó hoy Real Clear Politics.
Su mensaje busca apelar a la ansiedad de un sector del electorado, cada vez más reducido, que no parece adaptarse al creciente peso, en números y en poder político, de las minorías étnicas en Estados Unidos.
¿Le queda oxígeno?
La pregunta del millón es si el movimiento de indignados –principalmente hombres blancos mayores, o de la clase trabajadora- a los que Trump dirige su populismo será suficiente para catapultarlo hacia la Casa Blanca en 2016 o, de lo contrario, quedará sepultado en las primarias.
Expertos consultados por este diario vaticinan que, pese a su encumbrado puesto en las encuestas y la posibilidad de que llegue a las primarias en Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur, Trump tendrá difícil hacerse con la nominación presidencial de su partido.
“Tiene el dinero y el apoyo de la fracción ultraderechista del partido, y es poco probable que el partido sume fuerzas en torno a un candidato que pueda frenarlo. Aún así, no veo que Trump pueda derrotar a ningún demócrata“, dijo Robert S. Wilentz, profesor de Historia de la Universidad Princeton.
Según Wilentz, parte del problema es la creciente “radicalización” del Partido Republicano a partir de 1989, que en realidad comenzó antes con Richard Nixon y Ronald Reagan.
Si Reagan la emprendió contra las familias que dependían de la beneficiencia pública –calificadas entonces como las “reinas del Welfare”-, Trump ahora retoma la lucha contra los “bebés ancla” (“anchor babies”) nacidos en EEUU de padres indocumentados, y esa postura racista terminará perjudicando más al partido, explicó.
“El Partido Republicano ya es una especie de partido regional… si Trump se convierte en el rostro del partido, eso podría traerle desastre” en 2016, vaticinó.
Otros populistas
Por su parte, David Greenberg, profesor de Historia y analista político de la Universidad Rutgers, comparó a Trump con otros empresarios millonarios, Ross Perot y Herman Cain, que también se lanzaron a la contienda presidencial con mensajes populistas y se quedaron a mitad de camino.
Perot se lanzó a la presidencia con su propia fortuna, primero como independiente en 1992 y después bajo la bandera del Partido Reformista, en 1996, con un mensaje populista y conservador que no bastó para ganar en las urnas.
Cain, activista afroamericano del “Tea Party���, también buscó la nominación republicana para los comicios de 2012, pero suspendió la campaña en medio de rumores sobre conducta sexual indebida y terminó respaldando a Mitt Romney.
“Al igual que Ross Perot, en la década de 1990, y Herman Cain, en 2012, Trump ofrece el estilo directo de un empresario, con el argumento de que los políticos son indecisos, que les falta médula, mientras que un empresario sí puede lograr cosas. Esa es una tradición que se remonta incluso a los años de 1920 en figuras como Henry Ford, pero estos tipos rara vez llegan lejos en la política, al menos en EEUU”, señaló Greenberg.
En el mejor de los casos, Trump cuenta con el apoyo de menos de un tercio de la base del partido, y eso probablemente se reducirá con el tiempo, pero a 14 meses de los comicios generales, es prematuro sugerir que Trump logrará la nominación, advirtió Greenberg.
La historia de EEUU tiene a otras figuras que incluso rayaron en la demagogia y la gran diferencia ahora es el cambiante rostro del electorado estadounidense con una creciente presencia de las minorías, tanto en las urnas como en las papeletas de votación.
Por ahora, salvo sus conocidos ataques contra los inmigrantes, la candidatura de Trump sigue siendo prácticamente un lienzo en blanco y, según los expertos, tendrá que pulir sus propuestas para persuadir al electorado nacional.