Héroes latinos acudieron de inmediato al rescate en East Harlem

Los guardias de seguridad Daniel Rodríguez, Chris Agront y Morgan Rivera auxiliaron a estudiantes de la escuela St. Paul's cercana al lugar de la explosión

Daniel Rodríguez, Chris Agront y Morgan Rivera trasladaron a 115 niños al ministerio Manos Amigas y, posteriormente, a la escuela Lady Queen of Angel.

Daniel Rodríguez, Chris Agront y Morgan Rivera trasladaron a 115 niños al ministerio Manos Amigas y, posteriormente, a la escuela Lady Queen of Angel. Crédito: EDLP / Mariela Lombard

NUEVA YORK – La reacción de Daniel Rodríguez, Chris Agront y Morgan Rivera, la mañana del miércoles, minutos después de la explosión en East Harlem, fue el de correr para socorrer a los damnificados.

Rodríguez (50) estaba en la 112 con la Tercera Avenida, cuando escuchó el estallido. “Corrí desesperadamente, no sabía lo que había ocurrido con exactitud, pero pensé inmediatamente en los niños que estaban en la escuela contigua al lugar donde ocurrió la explosión”.

Cuando llegó a la calle 117, entre las avenidas Lexington y Park, en coordinación con Agront y Rivera, ayudaron a evacuar la escuela católica Saint Paul que —debido a lo fuerte de la explosión— sufrió la rotura de todos los vidrios del recinto.

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Un total de 115 niños fueron evacuados y llevados primero al ministerio Manos Amigas de la calle 118, para luego trasladarlos a la escuela Lady Queen of Angel, en la calle 112, entre las avenidas Segunda y Tercera, donde fueron recogidos por sus padres.

“La tristeza y preocupación de los pequeños era evidente, unos gritaban, otros lloraban y estaban muy desorientados”, precisó.

Rodríguez, que fue miembro de los Ángeles Guardianes —por espacio de 30 años— desde hace cinco está dedicado a la organización que fundó “These Eyes of an Angel”, que ofrece protección a la comunidad, iglesias y escuelas de la zona de El Barrio.

Para Rivera (43), lo ocurrido fue como recordar lo que pasó en las Torres Gemelas. “Todo el mundo corría, el rostro de tristeza y desolación era evidente tanto en los niños como en la gente que se cruzaba mientras los llevábamos a la otra escuela”. Sin embargo, Agront (24) dijo que lo destacable de lo ocurrido fue “la unidad de la comunidad para ayudar a otros y dar consuelo entre sí“.

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