Melvin Alex Carranza, Bombero FDNY Engine 307/Ladder 154

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"Cada día es diferente... siempre tienes que aprender algo nuevo", manifestó Carranza.

"Cada día es diferente... siempre tienes que aprender algo nuevo", manifestó Carranza. Crédito: EDLP

El colombiano Melvin Alex Carranza (38) encontró la gran familia que no pudo tener entre sus compañeros de la estación de bomberos 307 de Jackson Heights, Queens.

Siendo hijo único de madre soltera, este bombero considera que esa hermandad que tiene con sus compañeros es lo mejor que su oficio le ofrece.

“Cuando compartes la comida, las tradiciones, tu tiempo libre y la misma voluntad de sacrificio, eso te hace una mejor persona”, explica quien ingresó al Departamento de Bomberos de Nueva York en 2003.

El otro beneficio que obtiene cada día de su profesión es el vínculo con la comunidad. Su base está en una de las áreas más multiculturales de la ciudad donde ha tejido lazos imborrables con la gente. “Cuando caes en cuenta de que confían en ti y que eres un modelo es como una inyección de adrenalina para el ánimo”, explica.

Carranza se considera privilegiado por no haber encontrado obstáculos como latino al abrirse campo en un departamento con una larga historia de discriminación. “Siempre te están probando para ver quién realmente está preparado para ser bombero”. Esa exigencia –asegura– es para todo el mundo, no para un grupo en especial.

Sin embargo, para seguir conquistando espacios para quienes como él quieren hacer carrera en la fuerza, Carranza es un miembro activo de la Sociedad Hispana de Bomberos, donde además es el sargento de armas que vela por el orden y la seguridad de sus compañeros.

Las anécdotas agridulces no le roban la energía, asegura. Las experiencias duras como cuando tuvo que rescatar a su compañero que se desmayó en medio del fuego, o cuando los vapores de un incendio quemaron su rostro, o el no poder salvarle la vida a un bebé de meses sólo han servido para prometerse que hará todo lo posible para no fallar.

“Cada día es diferente”, agrega, “y siempre tienes que aprender algo nuevo”, como en esos momentos en que sus compañeros de estación cocinan platos desconocidos que él debe comer sin chistar. A cambio, él los lleva a marchar en el Desfile Colombiano y los hace degustar empanadas y hasta chicharrón.

Padre de dos pequeños para quienes podrá ser el modelo que siempre soñó, Carranza no piensa en el retiro. Al contrario, mantiene su mirada fija en escalar posiciones para ser un buen líder.

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