Cambio sobre trabajadores agrícolas

A los republicanos les gusta vender el cuento de hadas de que los inmigrantes ilegales les sacan puestos de trabajo a los trabajadores estadounidenses, y después usan eso como excusa para deportar indocumentados.

¿Se supone que debemos creer que a un partido político que se opone a aumentos del salario mínimo y relaja las reglamentaciones para las empresas de repente le importan los trabajadores? ¿Por qué no admitir que la motivación real para la nueva campaña es que el Partido Republicano se está vendiendo a sí mismo como el partido del pasado, cuya intención es expulsar a los inmigrantes ilegales para que el país se vea, nuevamente, como en la época de Ozzie y Harriet, en los años 50?

Ahora, el cuento de hadas se ha terminado. Un republicano del Congreso prácticamente admitió haberse equivocado, cuando sugirió que si deportamos a los inmigrantes ilegales del sucio trabajo de la mano de obra agrícola, los estadounidenses sin trabajo se apresurarían a tomar los puestos de ellos.

Presentamos aquí la nueva versión de Lamar Smith. Cuando el congresista de San Antonio se convirtió en presidente del Comité Judicial de la Cámara este año, aprovechó la ansiedad nacional sobre el alto desempleo para adoptar la posición de una especie de zar del trabajo. Su plan era ofrecer una ley que requiera que todos los empleadores de Estados Unidos participen en el programa “E-Verify”, que se supone debe informar a los empleadores si los empleados nuevos y los viejos están legalmente autorizados para trabajar. Una vez que los inmigrantes ilegales se fueran, dice la teoría, los puestos de trabajo se abrirían y los estadounidenses los podrían tomar.

Smith quizás logre que su ley se apruebe y quizás se abran nuevos puestos. Pero, a menos que utilice la hipnosis, no logrará que los estadounidenses realicen las tareas arduas y sucias que se han esforzado por evitar durante todos estos años.

Smith cedió, como tiende a hacerlo cuando grupos de interés poderosos lo presionan. Ofreció a los agricultores una generosa prórroga de tres años antes de tener que cumplir con el requisito de E-Verify.

Éste es un cambio radical de postura para Smith, un reconocimiento de que estaba equivocado pensando que se podía contar con los estadounidenses para realizar los trabajos que ya no se permitiría hacer a los inmigrantes ilegales.

Es también una vuelta a otra reliquia de los años 50. Como prueba de que las malas ideas nunca mueren, Smith desea traer de vuelta a los braceros. Ése era el nombre con que se designó a los trabajadores extranjeros -se calcula que hubo 5 millones- que se trajeron de México para llenar el vacío en los campos, cuando los jóvenes estadounidenses fueron a luchar en Europa y el Pacífico.

Es un capítulo indecente de la historia de Estados Unidos que no deberíamos repetir, especialmente si es parte de de un barato tire-y- afloje político, cuya intención es ayudar a que un congresista logre que se apruebe una ley.

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