Dialogando con el espejo
Hoy comienzan las festividades que se conocen como el Mes de la Herencia Hispana. De aquí hasta el 15 de octubre habrá fiestas con margaritas, mojitos y mariachis, conciertos, carnavales y cantaletas que celebran la historia y contribución de los latinos en Estados Unidos.
Todo suena muy bien. Thank you very much. Pero llevamos más de 40 años de esta juerga que sólo resulta en hangovers y resacas. A mí me parece que quizás ya sea hora de poner mayor esfuerzo en actividades que reflejen más aprecio y respeto hacia los latinos todos y cada uno de los doce meses del año.
Estas celebraciones en el vacío tienden a separar nuestras experiencias del resto de la nación, como si nuestra herencia e historia no fueran parte integral de la historia de este país. Además, nos hacen sentir un poco como la Cenicienta. Bailamos con el príncipe una noche, pero al día siguiente tenemos que volver a la cocina de la madrastra malvada donde nos tratarán como criminales indeseables pero cuya labor es indispensable.
Esta no es una queja cascarrabias. Es una voz de alerta que ya llevo tiempo pregonando. No debemos dejarnos embaucar con serenatas y caramelos que nos entretengan en espacios separados donde jugamos a la rueda rueda de pan y canela y sólo hablamos entre nos.
Numéricamente somos la minoría mayoría y es hora de insertarnos más profundamente en la vida cívica y política de la nación, hablar por nosotros mismos a la mayoría y no dejar que otros nos definan y analicen como si estuviésemos pintados en la pared. Y sobre todo que no nos encajonen en un solo issue.
Ha habido mucha discusión sobre la intervención de José Díaz-Balart de Telemundo en el debate de los candidatos republicanos a la presidencia que se celebró hace unos días. Los moderadores del debate lo trajeron al escenario por unos minutos para hacer preguntas exclusivamente sobre el tema de inmigración. Ni siquiera lo invitaron a tomar asiento.
Cuando el voto latino será crucial en estas elecciones y el tema de la reforma inmigratoria es una papa caliente que nadie quiere tocar ¿no sería lógico que algún periodista latino tenga un asiento en estos debates e interrogar a los candidatos sobre esos y todos los demás temas que nos conciernen, como la educación y el desempleo?
Periodistas como Rossana Rosado, Rubén Navarrette, Juan Manuel Benitez, Pilar Marrero y muchos otros más pueden hacer excelentes preguntas en excelente inglés a los candidatos y aparecer como invitados en los talk shows de los canales por cable TV. Mirando esos programas, que ya dedican todo su tiempo a hablar de las elecciones del año que viene, es cuando se me sube la bilirrubina a alta velocidad cada vez que un panel de expertos discute la importancia de nuestro voto y no hay ni un pinche “opinador” latino que aporte otra perspectiva a la discusión.
Es hora de dejar los cuentos de hadas atrás. Para que se enteren, el príncipe encantado no tocará a la puerta de la cocina con un zapato en la mano buscando el pie que lo calce.
Vámonos con la fiesta a otra parte. No olviden llevarse el arreglo floral.