Gustan del santo pero no de sus milagros

DENVER/AP – Gente como Christine Alonzo mantiene a flote al presidente Barack Obama e infunde esperanzas a su equipo político de que pueda ganar la reelección pese al desempleo elevado y el descontento sobre sus políticas y el futuro nacional.

Alonzo trabajó como voluntaria en la campaña de Obama en el 2008. Unos meses después de la victoria de su candidato, perdió su empleo. Todavía busca trabajo. Pero en vez de culpar a Obama por la crisis económica, trabaja como voluntaria de tiempo completo para ayudarle a ganar un segundo período.

“Está muy duro”, dice la mujer de 43 años. “Pero no creo que nuestro presidente haya tenido tiempo suficiente para conducirnos a donde necesitamos”. Lo sigue admirando aunque no está muy entusiasmada sobre el estado de la nación. “Tiene la inteligencia, la energía, para reencauzar este país”.

Este es un factor que todo desafiante republicano debe considerar: las encuestas de opinión pública demuestran regularmente que a los estadounidenses les agrada personalmente Obama aunque no estén de acuerdo con sus políticas, y aun si se ven perjudicados por éstas.

La gente que ha perdido sus empleos o sus casas durante su presidencia dicen de todos modos que quieren verlo triunfar y, lo que es más, trabajan para reelegirlo debido a la afinidad que sienten con él.

“No se ha logrado demasiado, lo sabemos”, admitió Kathleen McKevitt de Jerome, Idaho, que perdió su empleo justo antes de la asunción de Obama y que ha luchado por conseguir trabajo. “Eso no significa que no nos guste Obama”.

Es un factor positivo en medio de un ambiente político adverso para el presidente.

Existe el temor de que el país pueda volver a caer en una recesión. La tasa de desempleo no baja de un persistente 9,1%. Arrecian los juicios hipotecarios que dejan sin casa a los propietarios en mora. El efecto sobre la tasa de aprobación de Obama ha caído alrededor del 45%.

Los demócratas reconocen que podría ser todavía peor a no ser por las altas calificaciones que recibe el presidente en comparación con las bajas que le asignan a lo que hace.

“A mucha gente le gusta el presidente por considerar que es una persona buena y decente que se esfuerza. Puede que tengan objeciones con la economía o con la dirección del país”, comentó Mo Elleithee, estratega demócrata en Washington.

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