Palestina: asignatura pendiente

Por las calles de Manhattan se mueve el equipo diplomático de la Autoridad Palestina decididos a proseguir su determinada ofensiva diplomática ante la Organización de las Naciones Unidas. Allí próximamente solicitarán la admisión de Palestina como estado, primero ante el Consejo de Seguridad, donde se anticipa que los Estados Unidos veten tal solicitud. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmmoud Abbas, explica que no negociará mientras Israel no cese la construcción colonizadora de asentamientos judíos en la Cisjordania. La realidad es que el gobierno del presidente Obama ha sido incapaz de ejercer la presión política para que Israel cese la referida construcción ya declarada contraria al derecho internacional.

El factor tiempo a quien único beneficia es a Israel; que coloniza y expande incesantemente su territorio. Ciertamente la frustración de ver pasar 40, 50, 60 años de parsimoniosas negociaciones ha provocado la próxima petición palestina en la ONU, antes de que el único territorio que les quede por reclamar sea la Franja de Gaza. El gobierno de Netanyahu ha condenado la ofensiva diplomática criticándola por no contar con apoyo israelí. Cabe preguntarnos ¿con qué palestino consultó o negoció Israel para peticionar su admisión en la ONU 60 años atrás? Con ninguno.

Escuchamos más y más voces, incluso hebreas, que condenan la intransigencia de Netanyahu a moverse a políticas más centristas que busquen en vez reconciliación y paz toda vez que Israel se encuentra en la peor crisis diplomática en la historia contemporánea. Recientemente sus vecinos y antiguos colaboradores Egipto y Turquía le aíslan llegando incluso a expulsar los embajadores israelíes de sus países.

Las actitudes arrogantes de Israel y la incondicionalidad del apoyo estadounidense necesariamente causan el creciente aislamiento del primero; y una mayor desconfianza y resentimiento para con el segundo en el mundo islámico.

El gobierno de Obama no puede pretender higienizar su deteriorada imagen en el mundo islámico con meros discursos elocuentes como los pronunciados en el Egipto antes gobernado por el tirano Mubarak. Se gana ejerciendo políticas ponderadas y honestas que no apoyen incondicionalmente las políticas de terceros países, sino que el apoyo dependa de si las mismas contribuyen a la paz, justicia y estabilidad en la región.

El veto de los Estados Unidos perpetúa la inestabilidad y la falta de solución al conflicto árabe israelí. Este asunto sumado a la ocupación militar en tierras del mundo islámico provoca desequilibrio y animadversión; lo que lamentablemente los extremistas gustan de explotar para sus macabros fines.

Los palestinos marchan decisivamente en su ambición sin temor a amenazas financieras, mayor limitación a los recursos de agua, ni aumento de puestos de cotejo y acrecentada presencia militar israelí. Por ello aún cuando sea vetada su petición ante el Consejo de Seguridad seguramente la re-plantearán ante la Asamblea General donde se espera el apoyo de alrededor de 130 de los países. Esto al menos logrará se le otorgue a Palestina estatus de Estado Observador. Ciertamente un paso firme para que quede el reconocimiento pleno de Palestina como asignatura pendiente de la comunidad internacional.

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