window._taboola = window._taboola || []; var taboola_id = 'mycodeimpremedia-network'; _taboola.push({article:'auto'}); !function (e, f, u, i) { if (!document.getElementById(i)){ e.async = 1; e.src = u; e.id = i; f.parentNode.insertBefore(e, f); } }(document.createElement('script'), document.getElementsByTagName('script')[0], '//cdn.taboola.com/libtrc/'+ taboola_id +'/loader.js', 'tb_loader_script'); if(window.performance && typeof window.performance.mark == 'function') {window.performance.mark('tbl_ic');}

William M. Jiménez Médico Privado de Medicina InternaNew York Presbyterian Hospital

“Yo hago mi trabajo con mucho gusto, con amor de dentro porque me encanta mi trabajo y siempre estoy ayudando a un ser humano”, asegura el Doctor Jiménez, quien tiene 51 años y vive en El Bronx con su familia.

Decidió dedicarse a la medicina porque vio las injusticias desde muy pequeño cuando él era paciente.

Nacido y criado en el Bajo Manhattan, sus padres vinieron de Puerto Rico en 1950. Su padre era carpintero. “Mi familia estaba muy unida y mis padres siempre estaban preocupados de nosotros y que tuviéramos una buena educación, porque es el único camino para salir de la pobreza”, afirma.

La medicina es su pasión y estudió en Suny Upstate Medical University en Syracuse. Más tarde, obtuvó una maestría en Administración Pública en Columbia University y en el 2009 fue invitado a los Premios de Asturias de España. Está afiliado al Presbyterian Hospital, practica la medicina privada desde 1997 y además es profesor de Introducción a Medicina Clínica en la Escuela de Medicina de Columbia University.

Tiene una oficina en Manhattan donde atiende a ricos y pobres. Un 40% de sus pacientes son hispanos. “Yo le puedo dar un servicio de alta calidad a los latinos”, indica el doctor por tener la ventaja de hablar dos idiomas.

En 1993, fue a Brasil un mes como médico voluntario para ayudar a indígenas del Amazonas con cirugía. “Trabajé con niños y adultos y lo hice porque quería trabajar en un sitio donde no hay nada en el Amazonas, Santarem y aprendí que uno no necesita de mucho para ser feliz”, asegura.

Contenido Patrocinado