Superando la tragedia del 587, una día a la vez

El sábado 12 de noviembre próximo se cumplirán diez años de la tragedia del vuelo 587. En mi corazón siento como si hubiera sido ayer.

Cada día que pasa el recuerdo de esa mañana sigue latente en mi diario vivir. La tristeza y el vacío que esa tragedia dejó en mi vida, no se siente como si el tiempo ha pasado.

Han pasado diez años pero sólo en el calendario y en la vida de los niños que eran pequeños y ahora ya son adolescentes, en mi corazón todavía lo siento cada mañana que me levanto.

Cuando veo los niños de aquel entonces que ya son todos unos jóvenes, ahí es que realmente me digo, ¡sí que han pasado los años!

Y en reuniones familiares cuando veo a mis sobrinos que han crecido, entonces es cuando me doy cuenta que los años han pasado, desde la última vez que compartimos en familia.

El tiempo ha pasado en nuestras vidas, pero sólo viviéndolo un día a la vez y luchando para que el dolor no me venza. Así es que yo he vivido estos diez años, alimentando mi dolor de las memorias vividas con mi hermano y pidiendo a Dios que me ayude a aceptar sus designios.

Quizás para mucha personas diez años es suficiente para sanar las heridas que nos dejó ese fatídico día, pero no es así, el tiempo solo me ha ayudado a aceptar la realidad que ahora me toca vivir.

Cada día que pasa, es un día más para recordar la ausencia de mi hermano, y mientras más tiempo pase, más siento el vacío.

Los colores de la vida sin mi hermano no son iguales diez años después. Sólo el consuelo de saber que su memoria no ha quedado en el pasar del tiempo eso me llena de paz.

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