Belleza con cautela

Antes de someterse a una cirugía cosmética hay muchas respuestas que deben ser tomadas en consideración

Los precios son tentadores. $2,490 dólares por aumento de senos; $3,995 por corrección de nariz; $1,795 por liposucción y $3,495 por abdominoplastia o lo que llaman en inglés “tummy tuck”.

Las ofertas se anuncian en periódicos, programas de radio e internet como los “especiales del mes”. Es una buena manera de atraer clientes en tiempos de recesión en una economía limitada que parece no afectar mucho a los hispanos que quieren embellecerse, ya que en 2008 el número de este grupo que se sometió a un tratamiento de cirugía plástica, invasivo o no, aumentó en 18% en comparación con el año anterior.

Cirugías en mercado hispano

Y la tendencia sigue, ya que de acuerdo con las últimas estadísticas de la Asociación Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS), en 2010 casi millón y medio de hispanos se sometieron a una cirugía cosmética, cifra que no cambió mucho en comparación con 2009. Los tres procedimientos quirúrgicos más populares entre las latinas es el aumento de senos, liposucción y operación de la nariz. Los menos invasivos más solicitados son los rellenos de arrugas, botox y exfoliación química de la cara.

Con estos datos, no cabe duda que a los hispanos les gusta mostrar su mejor apariencia física y que de una u otra manera buscan el elixir de la eterna juventud; pero cuando se piensa en cirugía plástica hay que investigar y buscar mucho más que buenos precios.

En meses pasados, la revista oficial de ASPS, Plastic and Reconstructive Surgery reveló un estudio realizado en el sur de California en el que afirma que 40% de los médicos que realizan procedimientos de liposucción no tienen la capacitación necesaria.

El documento también asegura que en el área de San Diego y Los Ángeles existen 1,876 médicos que ofrecen inyecciones de ácido hialurónico (relleno para arrugas) y que de ellos sólo 495 cuentan con la debida capacitación en cirugía plástica.

El problema aquí no es que los médicos estén ofreciendo tratamientos de forma ilegal, sino que lo hacen doctores de cuidado primario que no tienen la capacitación de un cirujano plástico, un dermatólogo o un otorrinolaringólogo. Es una situación que en resumidas cuentas es lo que pone en riesgo al paciente y es lo que preocupa a la ASPS.

Tarea del paciente

Esperanza Torres, quien vive en Santa Ana, se sometió a una abdominoplastia en febrero de 2009 y su operación fue todo un éxito gracias a la investigación que hizo tanto del médico como de la cirugía en sí.

“Durante años soñé con hacerme esta operación, pero me daba miedo porque una oye muchas cosas -buenas y malas- de personas que se someten a una cirugía cosmética. Por ello decidí buscar a un médico que me diera confianza y aclarara todas mis dudas; me informé sobre el procedimiento y me preparé física y mentalmente”, cuenta la empresaria de 46 años dueña de un salón de belleza.

Una de las principales recomendaciones que ofrece Torres es visitar a más de un cirujano plástico antes de hacer la elección.

“Las recomendaciones de amigos o familiares cuentan mucho, pero hay que visitar a los médicos, buscar su historial de trabajo y hablar con ellos, hacerles preguntas sin importar que parezcan tontas. Sólo así se sentirá segura y confiada”, apunta Torres.

“También es importante que le expliquen el procedimiento a que se va a someter, los materiales que usan y todo lo referente a la recuperación y posibles complicaciones”, señala la entrevistada.

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