Explosiones matan a peregrinos chiíes en Bagdad
BAGDAD – Bombas colocadas en un camino mataron a dos peregrinos chiíes ayer en una serie de explosiones en Bagdad, un día después que la violencia sectaria más grave en un año dejara decenas de muertos, informaron las autoridades.
La nueva oleada de ataques generó temores de que se reanude el derramamiento de sangre generalizado por el choque entre suníes y chiíes que puso a Irak al borde de la guerra civil hace sólo unos años. Aunque nadie se adjudicó la responsabilidad, los ataques contra chiíes suelen ser obra de insurgentes suníes.
Al menos tres bombas en caminos explotaron por la mañana en distintas partes de la capital y dejaron a 17 heridos además de los dos muertos, dijeron autoridades de salud y de la policía.
Alcanzaron a peregrinos chiíes que se dirigían a la ciudad sagrada de Karbala para un día santo que cada año atrae a cientos de miles de creyentes de todas partes de Irak.
Alrededor del mediodía ocurrieron varias explosiones adicionales, y la policía dijo que había cohetes y proyectiles de mortero. Al menos dos edificios del norte y el centro de Bagdad fueron alcanzados por éstos y 10 personas quedaron heridas, informaron la policía y funcionarios de hospitales.
Algunos de los proyectiles cayeron afuera de la llamada Zona Verde de la capital, un área fuertemente resguardada, dijo el general de división Qassim al-Mussawi, portavoz militar en Bagdad. Buscaban interrumpir un desfile anual del ejército que se efectuaba en el interior, agregó, y son un indicio de que los insurgentes intentan “demostrar su presencia”.
Los policías y los funcionarios de hospitales hablaron a condición de guardar el anonimato porque no tienen autorización para declarar a la prensa.
Una serie de atentados con bomba dirigidos a chiíes, la mayoría musulmana en Irak, cobraron la vida de 78 personas el jueves, el segundo ataque en gran escala de extremistas desde que las fuerzas estadounidenses se retiraron del país el mes pasado.
Los ataques ocurrieron en vísperas del Arbaín, una festividad chií que marca el fin de los 40 días de luto por el aniversario de la muerte del imán Hussein, una figura venerada.