Una propuesta radical

El presidente Obama presentó un desafío a la sociedad estadounidense en su mensaje sobre el Estado de la Unión. Un modelo para la creación de empleos y la recuperación económica en la era de la globalización. Una visión del siglo XXI que toma en cuenta las lecciones aprendidas y los resultados evaluados de las políticas implementadas en las últimas décadas por presidentes demócratas y republicanos.

No hay quien cierre la caja de Pandora de la globalización, de la exportación de empleos y de la búsqueda mundial por parte de las grandes corporaciones de sitios de manufactura de bajo costo, porque deben producir ganancias y rendir cuentas a sus accionistas. Tampoco existe una lealtad corporativa natural capaz de negociar menos réditos a cambio de una mayor creación de empleos en Estados Unidos.

Por eso es significativa la reforma impositiva propuesta por el mandatario. Es lógico que se otorguen beneficios impositivos y alicientes a las empresas manufactureras que generan trabajo local. Al mismo tiempo, no tiene sentido que se estimule impositivamente la huida de empleos. La creación de trabajos no debe ser considerada como similar si el empleo es en Asia o en el estado de Georgia. Es así de simple.

Es difícil imaginar que una propuesta de este tipo pase la Cámara de Representantes dominada por los republicanos. Pero al menos da una perspectiva nueva, positiva y realista en su enfoque para enfrentar los retos de la globalización.

Por años se dijo que la nación manufacturera era asunto del pasado, que el presente y futuro eran los servicios financieros. Ese país es el que se derrumbó con la crisis hipotecaria, dejando una disparidad de ingresos jamás vista en la historia de Estados Unidos.

El modelo actual de crecimiento no lo cambia el mercado libre, ni los pequeños reajustes impositivos. El gobierno federal tiene una función de orientar y promover la inversión nacional, la capacitación laboral y la creación de empleos dentro de nuestras fronteras.

Esta es una idea radical para quienes creen que la sabiduría corporativa en libertad soluciona todos los problemas nacionales. El ejemplo de que no es así ya esta a la vista. La propuesta cambia el paradigma de resignarse ante la fuerza de la globalización por una visión activa y positiva.

Impremedia/La Opinion

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