Vivir la vida con grilletes

"La vida con un grillete electrónico atado al tobillo, día y noche es como estar en una cárcel más grande, un control total, porque a pesar de que uno anda en la calle, uno se siente acorralado y moralmente desecho pero sobre todo es una humillación constante, una vergüenza".

Tanto hombres como mujeres son monitoreados.

Tanto hombres como mujeres son monitoreados. Crédito: Archivo / La Opinión

SACRAMENTO.- “La vida con un grillete electrónico atado al tobillo, día y noche es como estar en una cárcel más grande, un control total, porque a pesar de que uno anda en la calle, uno se siente acorralado y moralmente desecho pero sobre todo es una humillación constante, una vergüenza”.

Con estas frases Miguel Araujo, un activista comunitario y restaurantero de San Bruno en la península de San Francisco sintetiza con crudeza lo que es vivir con un grillete que monitorea sus movimientos desde hace casi dos años.

El 18 de mayo de 2010, Araujo fue puesto en libertad tras ocho meses en la cárcel del condado de Yuba al Norte del estado a donde había sido recluido por enfrentar una orden de deportación.

A su salida, el Servicio de Migración y Aduanas (ICE) le puso el grillete electrónico para monitorearlo las 24 horas mientras un juez decide si lo deja en el país o lo deporta a México de donde salió en 1962.

“No puedo salir más allá de cien millas. Y funciona como un teléfono celular que hay que conectar a la electricidad para cargar”, cuenta Araujo.

Mal que bien, afirma Araujo, ha podido sobrellevar todos estos inconvenientes no así la “humillación constante” que siente por traer el grillete 24 horas siete días a la semana. Lo que es peor el grillete lo pone en aprietos y lo hace pasar vergüenzas cuando menos lo espera.

“Muchas veces sin darme cuenta lo pateo con el zapato

y de inmediato salta una grabación que me dice en voz alta: !repórtese inmediatamente! !repórtese inmediatamente! Esto significa que les debo llamar por teléfono o acudir a la oficina del contratista de ICE. Usualmente quieren saber dónde estoy, qué estoy haciendo”.

“Esto es muy vergonzoso”, afirma. “Lo que hago como lo hice hoy que venimos un grupo de líderes comunitarios de la Bahía de San Francisco a visitar a Sacramento al asambleísta Manuel Perez (demócrata de Cathedral City) es que les anticipo y les muestro la pulsera para que por si suena no me miren como un animal raro y piensen que soy un asesino o un violador en libertad condicional”.

Araujo es uno de los miles de inmigrantes indocumentados que bajo el pantalón llevan un grillete electrónico que les puso ICE para vigilarlos vía satelital y evitar que se escapen.

“Yo estoy de acuerdo que este sistema se utilice pero en personas que pueden ser un peligro”, considera Araujo.

“Pero yo soy un viejo de 63 años, que tiene un restaurante desde hace 30 años, que da empleo a diez personas. No tiene ninguna lógica asumir que me voy a escapar. ¿A dónde me voy a ir? Este es el hogar de mis hijos, todos ciudadanos”, cuestiona.

De acuerdo a ICE, en California hay 6,243 inmigrantes indocumentados que portan grilletes electrónicos y otras formas de monitoreo. A nivel nacional son 23,113.

Virginia Kice, portavoz de ICE precisó que bajo el contrato actual que tienen con BI Incorporated, el contratista privado encargada del monitoreo electrónico no hay un tiempo máximo o mínimo mediante el cual un inmigrante indocumentado puede permanecer con un grillete.

“Depende del cumplimiento del participante y de la fase del proceso de expulsión migratoria. Los casos son revisados en lo individual y el nivel de monitoreo puede escalar o disminuir en cualquier momento”, precisa la portavoz.

El programa Supervisión Intensiva de la Presencia (ISAP) fue autorizado por el Congreso en 2002 como una alternativa a la detención para asegurar que el inmigrante indocumentado cumpla con sus audiencias en la corte y sus órdenes finales de expulsión mientras se le permite permanecer en sus comunidades.

El costo es de 5.19 dólares al día por persona, aseguró Kice.

En 2009, la oficina de Operaciones de Detención y Expulsion (DRO) de ICE entregó un contrato de cinco años a BI Incorporated, una compañía con sede en Colorado para proveer los servicios de monitoreo electrónico.

Laura Rivas de la Red Nacional por los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados (NNIRR) señala que en los años recientes el ICE ha recurrido a colocar grilletes de monitoreo electrónico sobre todo a mujeres con niños pequeños o inmigrantes enfermos a raíz de la presión que se ha dado por los problemas presentados en los centros de detención. “Creemos que no es una alternativa real porque las personas no van a huir cuando tienen una familia”, argumenta.

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