Zona de Juego: Saborean el dolor ajeno

La selección de El Salvador muestra un avance interesante y un futuro prometedor, pero sus aficionados siguen anquilosados en el pasado.

El miércoles 28 de febrero, “La Sele” mostró una cara diferente en el partido amistoso que sostuvo contra Estonia en el Coliseo de Los Ángeles.

Bajo el la dirección técnica del uruguayo Rubén Israel, los salvadoreños salieron a proponer el partido, a jugar de una manera ofensiva, a tocar el balón con velocidad y con intención, en resumidas cuentas, salieron a ganar.

Desafortunadamente, el futbol no tiene palabra de honor y es caprichoso a la hora de repartir las victorias.

A pesar de haber jugado mejor que Estonia, El Salvador perdió 2-0, pero dio muestras de que será un rival complicado en los procesos eliminatorios rumbo al Mundial de Brasil 2014.

La selección salvadoreña ha crecido, pero sus seguidores, aquellos que van al estadio y se envuelven con su bella bandera azul y blanca, están lejos de alcanzar el grado de madurez de su equipo nacional.

Antes de que iniciara el amistoso ante Estonia, los 15 mil salvadoreños en el Coliseo explotaron de felicidad.

Un estruendoso aplauso de alegría y felicidad invadió el ambiente.

La muestra de felicidad y regocijo fue la reacción al anuncio del sonido local.

Un locutor con voz clara, firme y bien articulada, dio la noticia: “Marcador final en Miami; México cero…Colombia dooooos” .

La derrota del Tricolor provocó la algarabía de los centroamericanos.

Por su reacción, parecía que acababan de recibir la noticia de que su selección se había convertido en campeona del mundo.

Minutos después, los salvadoreños entonaron el cántico: “¡USA… USA… USA…!”, cuando en la pantalla gigante del estadio presenciaron los dos goles con los que la selección de Estados Unidos Sub-23 venció a su similar de México.

Otro tropiezo para un equipo Tricolor, otra alegría más para la fanaticada centroamericana.

Es difícil entender la razón que impulsa a los hermanos salvadoreños a celebrar cualquier derrota de México.

Quisiera entender de dónde nace la rabia y el coraje deportivo hacia México.

México es conocido como el Gigante de la Concacaf porque suele sortear sin problemas las eliminatorias mundialistas de la zona.

México nunca ha hecho menos a sus rivales de la zona, nunca se ha expresado de manera peyorativa, por el contrario, los tricolores reconocen, hoy más que nunca, que los equipos centroamericanos han crecido.

Me queda claro que la selección de futbol de El Salvador ya no tiene complejos, juega de tú a tú cada partido, sin importar que el rival que tenga enfrente sea más fuerte, más veloz, más experimentado.

También me queda claro que los seguidores de “La Sele” están muy lejos de comportarse como su equipo nacional lo hace en el campo de juego.

Espero ver un día a los salvadoreños gritar de emoción cuando su equipo nacional gane un boleto a un Mundial, cuando se apodere de una Copa de Oro, cuando sea invitado a la Copa América y logre un triunfo histórico.

Es hora de que los fanáticos salvadoreños dejen de lado el dicho que suelen repetir cada cuatro años como consuelo tras su eliminación rumbo a un Mundial: “Al Mundial no vamos, pero a México le ganamos”.

Mejor quisiera escuchar de los salvadoreños: “Al Mundial sí vamos, y a México acompañamos”.

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