Cuomo como El Mago de Oz
He llegado a la conclusión de que el gobernador Andrew M. Cuomo debe pensar que los neoyorquinos somos meros personajes de la vida real del libro de cuentos infantiles ‘El maravilloso Mago de Oz’, del autor L. Frank Baum.
En los 439 días desde que juramentó aquel 1 de enero del 2011, Cuomo ha manejado los asuntos del desprestigiado gobierno estatal que heredó, escondido en reuniones súper secretas donde tramó tomar las riendas del poder de la legislatura y los dos partidos políticos.
El gobernador se ha destacado por operar con secretos típicos de una dictadura y no una democracia. El uso de comunicados, las redes sociales y la evasión de juntas editoriales le han generado altos índices de popularidad.
Cuomo tiene a su disposición un puñado de periodistas que utiliza para que le sirvan como emisarios. La filtración de información a estos selectos le ayuda a crear un ambiente de aceptación a lo que Cuomo quiere hacer. Ese el modus operandi del gobernador.
El estilo de hermético de secreto de estado en que el mandatario estatal evade pronunciarse sobre todo a menos que él lo controle, no ha permitido – por ejemplo- que sepamos lo que piensa el gobernador acerca del “Dream Act” y las demarcaciones para los nuevos distritos congresionales.
Ayer Lucía Gómez y Ángelo Falcón del “National Institute for Latino Policy” emitieron un comunicado en que señalaban que: “A pesar de la retórica del gobernador Cuomo sobre la reforma de la redistribución de distritos, ahora es claro que no era genuina y que él decidió hace mucho tiempo utilizar este asunto en sus negociaciones con el liderato legislativo en otros asuntos como los recortes presupuestarios y los recortes en los planes de pensiones”.
Cuomo y sus niños de mandados deben comprender que El Mago Oz es “una alegoría directa de la lucha política y económica entre los partidarios del patrón oro y los del bimetalismo en EE.UU. a fines del siglo XIX. La carretera de ladrillos amarillos es la falsa promesa del oro, Kansas el estado agrícola endeudado, los zapatos de plata el camino de vuelta a casa, y Oz,…”.
Los problemas que nos acechan necesitan a un gobernador que dé la cara y no que se nos esté tratando como si fuéramos espantapájaros, o Toto el perro que acompaña a Dorothy en el camino ficticio del cuento.