Cómo bregar con la decepción hacia Obama

La apariencia del presidente Barack Obama en la Cumbre de las Américas en Colombia ha sacado a la luz la gran decepción que sienten los latinoamericanos sobre el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos. Obama había prometido “una nueva relación de respeto mutuo” con los pueblos del sur.

Pero Obama, como sus antecesores, sigue promoviendo pactos de “libre comercio” que llenan los bolsillos de las corporaciones y dejan en ruinas a los países latinoamericanos. Los Estados Unidos sigue exigiendo el derecho de sacar la materia prima de esos países sin tomar en cuenta la salud y seguridad de los trabajadores.

Sigue promoviendo la “guerra” antinarcóticas que en realidad promueve un papel cada vez más grande de las fuerzas armadas norteamericanas en la región.

El gobierno norteamericano siguió además con su línea de excluir a Cuba de la cumbre. Por esas posiciones, las naciones participantes se negaron a firmar la declaración final. La cumbre fue un fracaso.

Mi decepción es intensa. Ya que vivo y trabajo al sur del Río Bravo, todos los días contemplo las consecuencias de que 20 millones de norteamericanos sean los clientes del narcotráfico que tanta violencia causa en el sur. Las armas de fuego y las balas que nos amenazan vienen de los Estados Unidos. Todos los días veo jóvenes que meterse en los carteles de narcotraficantes por falta de otras oportunidades para trabajar. Lo que el norte exporta en gran medida es pobreza y violencia.

En la cumbre, el presidente prometió promover una reforma migratoria en su segundo plazo en poder, al igual que antes lo había prometido. Culpó de ese fracaso a los republicanos, pero no podemos olvidar que logró aprobar su reforma sanitaria sin contar con un solo voto republicano pues gozaba con una mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso suficiente para hacerlo, o que los inmigrantes que nombró “ilegales” fueron excluidos explícitamente de la reforma sanitaria, y ni siquiera pueden comprar seguro de salud con su propio dinero.

No podemos olvidar el número récord de deportaciones y separación de familias durante los últimos tres años.

Hay quienes dicen que el Presidente es un político astuto. Que en su segundo plazo, cuando no tiene que preocuparse de otra reelección, cumplirá las promesas incumplidas. Tengo mis dudas. Primero, Obama es un político que responde a los que tienen palanca política. Pero aun así me doy cuenta como se dan cuenta la mayoría de los que leen esta columna, que la alternativa a Obama es peor. Puede parecer que no tenemos opción.

América Latina desea que los grandes números de latinos en los Estados Unidos se hagan sentir en la política hemisférica. Vamos a lograr la reforma migratoria cuando nuestros números y nuestra unidad conviertan la reforma en un requisito político. Sabemos que esta influencia política va en aumento. Vamos a ser paciente, manteniendo la presión y haciendo lo que es necesario para protegernos mientras tanto.

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