Dos mamás, dos historias, abriendo camino para sus hijos

Soy Nila Marrone. En 1983 mi querida sobrina y ahijada, María, que entonces tenía 18 años, reveló que era lesbiana. Habiéndome criado en Bolivia, donde la homosexualidad era completamente tabú, había absorbido una fuerte dosis de homofobia.

El fuerte choque que sentí al enterarme que mi sobrina era lesbiana me hizo enfrentar algo penoso en mí misma: había condenado a un grupo grande de personas sin saber nada de ellas.

Como hacía mucha investigación en mi trabajo universitario, inmediatamente me puse a indagar sobre la homosexualidad. Llegué a la conclusión que María era una joven sana y normal, aunque parte de una minoría.

En 1997, cuando vivía en Granada, España, conocí a Frank, un joven gay que sufría de profunda soledad por el rechazo de su familia. Mi marido y yo lo acogimos y le ayudamos a completar sus estudios en los Estados Unidos. Frank es ahora miembro de nuestra familia.

Por mi experiencia con María y Frank, me quedó claro lo que debía hacer cuando llegase la fecha de mi jubilación: dedicarme a educar a familias como las de Frank para que no rechazaran a sus hijos debido a su orientación sexual.

Desde entonces, soy la madre temporal de muchos jóvenes en los Estados Unidos, Latinoamérica y España. Les proporciono apoyo y ayuda directa para “que salgan del closet” a sus familias y recuperen el cariño familiar cuando se ven rechazados por sus padres o familiares.

El grupo latino que fundé en 2006 es la única filial de PFLAG que ofrece reuniones de apoyo en español en la zona metropolitana de Nueva York. Allí llegan familias latinas de muchos países, madres y padres que han pasado el duro proceso de descubrir que un hijo o hija es gay y creer que se les hundía el mundo.

Ahora quien escribe es Wilma Ruiz. Mi hijo Javier, a los 19 años, nos comunicó por una carta que era gaya. En su misiva, que era muy bella y profunda, nos manifestaba lo doloroso que había sido para él aceptar su orientación sexual, hecho que había mantenido oculto por miedo al rechazo y, en especial, temor a cómo reaccionaríamos nosotros como padres.

Cuando tuvimos la oportunidad de reunirnos para conversar sobre el tema fue, como dice mi esposo, entrar en un hueco negro donde estábamos perdidos. Queríamos ayudarlo, pero teníamos muchas preguntas y pocas respuestas. Sin que fuera nuestra intención, se suscitaron malentendidos entre nosotros.

Afortunadamente, encontramos ayuda tan buena en Latino PFLAG de Nueva York, lo cual me ha dado la oportunidad de ayudar a otras familias que están pasando por la misma penosa situación. Nosotras creemos firmemente que padres y madres de hijos LGBT tenemos la misión de luchar para que tengan los mismos derechos que las personas heterosexuales.

En 2000 se plantó la semilla de la organización que hoy se llama Asociación Internacional de Familias por la Diversidad Sexual (FDS). Ya nos hemos reunido en Argentina, Uruguay y Chile. La Quinta Convención se llevará a cabo en Lima, Perú, en junio de 2013.

Estamos haciendo camino, no solo para nuestros hijos, sino para que futuras generaciones lleguen a un mundo sin homofobia y sin jóvenes que quieran suicidarse por su orientación sexual. Queremos que encuentren en sus padres amor, aceptación y comprensión.

Para saber más sobre el encuentro en Perú: http://www.familiasporladiversidad.org

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