Silenciados por los medios dominantes

Sólo hace cinco años, me rechinaban los dientes porque las redes de televisión dirigidas a los hispanos en Estados Unidos ofrecían programas exclusivamente en español, aislando aún más a una población a la que, pensaban los estadounidenses, no le interesaba tanto adaptarse como para aprender el idioma.

Hoy en día, temo que el péndulo se esté balanceando demasiado en dirección contraria. Me preocupa que la proliferación de avisos, espectáculos y organizaciones de noticias, que desean interesar predominantemente a hispanos que hablan inglés, también aislará a una comunidad que está en constante asimilación, de la cultura dominante que parece considerar a los latinos como recién llegados que no desean totalmente integrarse al resto.

La lista de empresas de noticias y espectáculos que se han lanzado a programas bilingües o exclusivamente en inglés dirigidos a los latinos es larga y creciente -sus dos ejemplos más recientes son la revista Cosmopolitan y Univisión-ABC News.

Hearst Magazines estrenó Cosmopolitan for Latinas, este mes, dirigida al siguiente público: “la mujer latina joven, audaz, que es sexy, elegante e inteligente”, según su editora Michelle Herrera Mulligan. Bueno, está bien. ¿Pero no es eso lo que ha estado haciendo la revista Latina durante unos 16 años? Y además, ésa no era la única revista ya dirigida a mujeres hispanas bilingües y conscientes de la moda.

Uno se pregunta por qué Cosmopolitan buscó captar la atención de mujeres hispanas jóvenes con una publicación diferente, en lugar de incorporar más celebridades, modelos, redactores y fotógrafos latinos en su publicación principal. No es que no pueda citar a una joven estrella dominicana cuando dice “Estoy muy orgullosa de tener sangre latina” ni presentar un despliegue de fotos de bailarinas del carnaval brasilero en la revista Cosmo habitual.

Los afroamericanos y los asiático- americanos, cansados de programas de TV que no se parecen para nada a la gloriosamente diversa cultura dominante de nuestro país, están recurriendo a YouTube no sólo para mirar, sino para actuar en los programas más vistos de la Red. Según el Washington Post, ocho de los 20 canales de YouTube con las mayores subscripciones presentan minorías, en su mayor parte asiático-americanos, con muchos programas negros e hispanos entre los primeros 50. Pero los que no sintonizan YouTube salen perdiendo -y mucho. Pregúntense nomás si Barack Obama podría haber sido electo presidente, si la nación no se hubiera enamorado de “The Cosby Show”.

Y nuestro ecosistema de noticias -que alguna gente considera como los verdaderos cimientos de nuestra democracia -está en una modalidad de total fragmentación. Pareciera que toda organización importante de noticias tuviera una sección latina o algún otro derivado de “interés especial”.

Acabo de leer una columna en el sitio de una importante red latina en inglés sobre la controvertida cobertura de una madre amamantando a un niño en la revista Time. La autora quería hablar del amamantamiento desde el punto de vista de una madre profesional que trabaja. “Como no vi que Time entrevistara a ninguna latina en este número, pensé ofrecer mi opinión”, escribió.

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