Bodega-taquería realza mezcla cultural de El Barrio

En un pequeño local de esta vía comercial, México y RD se vuelven limítrofes.

En toda la esquina de la calle 116 uno de los puntos de encuentro de mexicanos y dominicanos es el Deli Minaya donde los tacos a ritmo dominicano están a la orden del día.

En toda la esquina de la calle 116 uno de los puntos de encuentro de mexicanos y dominicanos es el Deli Minaya donde los tacos a ritmo dominicano están a la orden del día. Crédito: Carolina Ledezma / EDLP

El Barrio – La concurrida calle 116, en East Harlem, es un colorido corredor de tiendas, panaderías y restaurantes en donde distintas culturas latinoamericanas parecen convivir en armonía. Un ejemplo de ello es Minaya Deli Grocery Corp., un local en la Segunda Avenida en donde el dominicano Enrique Minaya y el mexicano Iván Velázquez han fusionado dos negocios en un mismo local.

Ha sido la difícil economía lo que llevó a Minaya, dueño de la bodega desde hace una década, a transformar su establecimiento y compartir el espacio con Velázquez, quien con sus ‘Tacos Ocelotl’ ha traído el sabor de su natal Puebla a El Barrio. “Es una forma de atraer a más personas. En El Barrio hay muchas personas de México”, comenta Minaya. “Algunas personas propusieron convertir el espacio en un puesto de flores o de fruta. Iván llegó en el momento oportuno”.

En un principio Minaya no veía las posibilidades de una colaboración. Antes de que llegara la taquería, la bodega también funcionaba como deli y se hacían desayunos, ensaladas y hamburguesa. Con la llegada de Velázquez se decidió focalizar el concepto en una taquería.

Este espacio dominico-mexicano lleva alrededor de cinco meses funcionando. Según Minaya, la recepción ha sido magnífica.

La especialidad de ‘Tacos Ocelotl’ son las carnitas. “Es lo más que se vende,” dice Javier Velázquez, quien ayuda a su primo Iván a administrar el lugar. “Gustan mucho. Vemos cara nuevas un día y al día siguiente vuelven de nuevo.”

La idea original era colocar una ventanilla para la taquería, pero debido a que el local es grande, el espacio se presta para que las personas entren y pidan la comida. Una mesa con banquitos completa la taquería.

Los socios se preparan para recibir a otra persona que utilizará la esquina del local para crear un juicebar. Como dice el dicho la necesidad es la madre de la invención.

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