Arepas venezolanas se abren paso en Manhattan

Un carrito de comida logra gran éxito en la comunidad dominicana.

Liliana Velázquez y Juan Carlos Suárez preparando patacones.

Liliana Velázquez y Juan Carlos Suárez preparando patacones. Crédito: JOSÉ ACOSTA / EDLP

NUEVA YORK – El plátano y las letras de un merengue parece que han sido el pasaporte al éxito de un carrito de comida venezolana en la comunidad dominicana del Alto Manhattan, según explicó la dueña del negocio, Liliana Velázquez.

El plátano, porque uno de los platos venezolanos más populares del carrito de Velázquez es el patacón, una especia de sándwich hecho con dos tostones (en lugar de pan) con pollo, queso, lechuga, tomate, kétchup, y una mayonesa especial que es el secreto de la casa. Con el patacón, los dominicanos comenzaron a comer cachapas y arepas.

Y el merengue de Johnny Ventura, “Patacón pisao”, porque cuando Velázquez y su esposo, Adolfo González, instalaron el carrito en la calle 202 cerca de la Décima Avenida, frente a la discoteca Umbrella, los dominicanos que comenzaron a ir al restaurante, cuando veían el nombre: “Patacón”, comenzaban a cantar el estribillo del merengue: “Patacón pisao, pisao”, y la pareja decidió bautizar el negocio como ‘Patacón Pisao’.

“Nosotros somos de Maracaibo, y allá comemos mucho plátano, algo que nos asemeja a los dominicanos, y muchas arepas y cachapa”, dijo Velázquez.

“También cocinamos muy parecido. A nosotros nos gusta la grasita, la fritura, el guiso, el sazón como al dominicano”, señaló.

Velázquez dijo que Johnny Ventura reveló en un entrevista que el merengue Patacón pisao nació de su visita a Maracaibo, donde dio un concierto y probó el patacón y le gustó tanto que se quedó con el plato en la cabeza.

“Allá no decimos patacón pisao, sino simplemente patacón. Y los dominicanos no conocían lo que era el patacón, y gracias al merengue vinieron al carrito a probarlo por curiosidad”, dijo Velázquez. “Algunos preguntaban por un chimichurri (hamburguesa dominicana muy popular en el barrio), y al principio teníamos que darle a probar el patacón para que lo compraran, pero gustó tanto que un cliente traía al otro”, reveló.

Así le ocurrió, precisamente, al mecánico dominicano Eduardo Pérez, de 35 años, quien trabaja en Inwood.

“Yo fui un día a comprar un chimichurri porque creí que era un carrito de chimi, y cuando vi en el menú el patacón, me acordé del merengue de Johnny y decidí probarlo”, dijo Pérez. “Me gustó tanto que seguí probando otros platos, como la cachapa, que es de harina de maíz y un poco dulce, y unos pastelitos de pollo, queso y papa, muy parecidos a los dominicanos”, explicó.

Los jóvenes quisqueyanos Wilson García, de 24 años, y su amigo Meuri Herrera, de 23, también son fanáticos del patacón y la cachapa.

“La cachapa es sabrosa y llena mucho, y yo vengo de lejos a comprarla al carrito”, dijo García.

La puertorriqueña Mayra Marrero, quien reside en el área, dijo : “A mí me gusta mucho la comida dominicana que se vende en el vecindario, la empanada, los yaniqueques, los pastelitos, pero vengo mucho al Patacón Pisao porque me encantan las cachapas venezolanas”, dijo Marrero.

Velázquez y su esposo empezaron el negocio en 2005, y fue tal el éxito que decidieron abrir una sucursal en Elmhurst, Queens, en un barrio de gran población china.

“A los chinos les gusta tanto el patacón y la cachapa que nosotros decimos, en broma, que los chinos se van a poner corpulentos como los dominicanos”, dijo Velázquez.

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