Xabi Alonso sella victoria de España sobre Francia

El siguiente capítulo de la Eurocopa en la mente de los aficionados españoles es el enfrentamiento con Portugal

Laurent Koscielny, de Francia, intenta hacer un gol mientras lo rodean los españoles Xavi Hernández, Iker Casillas y Xabi Alonso.

Laurent Koscielny, de Francia, intenta hacer un gol mientras lo rodean los españoles Xavi Hernández, Iker Casillas y Xabi Alonso. Crédito: AP / Vadim Ghirda

Madrid, 23 de Junio – Xabi Alonso, un tolosarra hijo y hermano de futbolistas, selló la primera victoria de España sobre Francia en partido oficial con un colosal testarazo en la primera parte y un penalti de impecable ejecución al límite del tiempo, cuando la marabunta roja concentrada en La Castellana rugía de alegría por el pase a semifinales.

Una nube de hormigas rojas desbordó el punto de encuentro de los aficionados en la principal arteria de Madrid, justo al lado del estadio donde el elegante Alonso reparte su magisterio con la camiseta madridista, más poblado que en ninguno de los anteriores encuentros por la trascendencia del choque, las inquebrantables esperanzas volcadas en esta selección y el deseo de tumbar de una vez por todas al equipo del gallo tricolor.

Periko y Mikel, padre y hermano de Alonso respectivamente, deben de haber celebrado el partido número cien de su sucesor en la selección con tanta pasión como los aproximadamente 40,000 aficionados que, un día más, regresaron al epicentro callejero de la Eurocopa 2012.

Por una vez, Francia pasó de puntillas por el sistema nervioso del fervoroso colectivo rojo, rebosante de juventud por aquello del final de los exámenes y entregado a jugadores cuyos nombres lucen con orgullo en camisetas y hasta en figuras de cartón de tamaño real.

El ‘Hyundai Fan Park’ amplió el espacio reservado para las emociones de la afición, entre la que también se pudo ver alguna bandera francesa, aunque de forma esporádica porque los ‘bleus’ apenas les dieron motivos para enarbolar nada.

El toque de cornetín que la organización emitió por las torres de sonido al principio del choque dispuso a la tropa para la acción. Fue como una premonición porque Francia cedió todo el espacio para el ataque por la banda derecha de los chicos de Vicente del Bosque.

Por ese lado empezó a acercarse el peligro a la portería gala, pero el primer zarpazo, detonante de una algarabía desaforada, viajó por la línea contraria.

Jordi Alba porfió un balón ante Mathieu Debuchy, dejó en el suelo al defensa francés, levantó la cabeza y vio a Xabi Alonso entrar hacia el área como un mercancías. Automáticamente le sirvió una pelota milimétrica que el madridista encajó en la red con un contundente cabezazo picado ante el que nada pudo hacer Hugo Lloris, el meta tricolor.

La masa roja todavía rumiaba una jugada con Cesc Fábregas en la que reclamó penalti. El gol hizo que esa acción se olvidara pronto. La ola que se agitaba por La Castellana prefería disfrutar y aplaudir a rabiar a Andrés Iniesta, a Fábregas, a David Villa y compañía. Sin olvidar nunca a Iker Casillas.

El portero blanco tiene un hueco especial en el corazón de los futboleros. Y eso que apenas interviene. Eso sí, normalmente, cuando tiene que hacerlo, la tarea no es sencilla.

Nadie se acordaba, por el contrario, de los dos arietes galos, Franck Ribery y Karim Benzema. Ni el uno ni el otro pudieron hacer nada por sacar al descompuesto bloque dirigido por Laurent Blanc del atolladero.

Solo Debuchy, el hombre a quien Alba había robado el balón del primer gol, puso un nudo en la garganta de los seguidores españoles con un cabezazo que salió por encima del larguero en plena carga a la desesperada de los franceses, ya en la segunda parte.

El cansancio empezaba a notarse en las piernas de los jugadores de Del Bosque al mismo ritmo que los gritos de ánimo crecían en Madrid. Alonso estuvo a punto de sorprender a todos en un lanzamiento desde más allá del centro del campo con el portero francés adelantado. Le faltó poco.

Donde le faltó nada fue en el lanzamiento del penalti que selló el 2-0 (m.90). Hacia varios minutos que España buscaba el remate a través de los hombres de refresco. Uno de ellos, el barcelonista Pedro Rodríguez, inició una ruptura por el medio del área que Anthony Reveillere frenó en falta.

Alonso, en el día de sus cien partidos internacionales, puso la guinda con un magistral lanzamiento desde el punto de penalti que le daba el doblete, certificaba el pase de España a semifinales y abría el siguiente capítulo de la Eurocopa en la mente de todos los aficionados- Portugal y Cristiano Ronaldo.

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