Una huelga por dignidad y justicia en Houston
Los trabajadores de limpieza de Houston que luchan por salarios dignos han amplificado su movilización
La huelga de los trabajadores de limpieza de Houston afiliados al sindicato SEIU (Service Employees Internacional Union) lleva ya poco más de un mes y en días recientes los sindicalistas han incrementado su actividad. Sobre todo, son más los trabajadores que participan en las manifestaciones de protesta y que han suspendido sus actividades laborales para sumarse a la lucha de su gremio.
Y aunque los sindicalistas han salido a la calle con fuerza renovada y en mayores números que en semanas anteriores, el reto que enfrentan es aún difícil e incierto.
Es claro que la lucha de los trabajadores de limpieza es de justicia. Los salarios que perciben y las condiciones en las que laboran no son adecuadas para permitir una vida digna para sus familias y para desempeñarse con seguridad y en un marco de respeto en su entorno laboral.
La cuestión salarial es determinante: según información ofrecida por el sindicato, un trabajador de limpieza de Houston gana unos $9,000 al año, monto que los coloca por debajo del umbral de la pobreza. En contraste con ello, las empresas que los contratan tienen ingresos multimillonarios y parte de sus márgenes de ganancia estaría relacionada con los bajos salarios que pagan a los trabajadores de limpieza que contratan en Houston.
Es desde luego válido que las empresas contratistas prosperen y generen riqueza para sus propietarios y ejecutivos, pero que al mismo tiempo mantengan a sus trabajadores en condiciones salariales deplorables es, al menos, reprochable.
Por otro lado, es también reprobable que, como algunos trabajadores de limpieza han señalado, algunas empresas contratistas ejerzan presión, hostigamiento o incluso despidos contra los trabajadores en huelga, o para evitar que se sumen a ella. El derecho a huelga está garantizado en la ley y es un instrumento legítimo en las relaciones laborales en los países civilizados. Por ello, es de esperar que los derechos de los trabajadores sean respetados en este sentido.
Finalmente, como lo han solicitado diversos actores políticos y sociales de la ciudad, es necesario que empresas y sindicato vuelvan a la mesa de negociación y logren un contrato justo. Aunque entusiastas, los trabajadores en huelga no pueden mantenerse indefinidamente en esa situación, circunstancia que no debe der aprovechada para desgastarlos sino para, por el contrario, motivar un acuerdo que satisfaga sus demandas y sea aceptable para las empresas contratistas.
En este sentido, cabe llamar a estas compañías a sentarse a negociar pronto y de buena fe. A las empresas contratistas tampoco les beneficia un alargamiento de la huelga, pues esta tiene consecuencias en sus propios negocios y en los de sus clientes, las corporaciones cuyas oficinas han sido limpiadas cada día por los hoy huelguistas.
Justicia y salario digno son claves.