Se reinicia debate por uniforme escolar en NY

La vestimenta de los estudiantes es tema principal de discusión.

En Nueva York, cada vez son más las escuelas públicas que optan por imponer un uniforme para sus alumnos.

En Nueva York, cada vez son más las escuelas públicas que optan por imponer un uniforme para sus alumnos. Crédito: THINKSTOCK

NUEVA YORK – Esta semana comienzan oficialmente las clases en Nueva York y, cada vez, son más las escuelas públicas de este estado que optan por imponer un uniforme o un código de vestimenta a sus alumnos, una corriente que se extiende a todo el país.

Desde que en 1987, la escuela Cherry Hill, de Baltimore, Maryland, se convirtiese en la primera institución de enseñanza pública elementaria de Estados Unidos en adoptar una política de uniforme, está pauta se ha extendido a casi un cuarto del total de los colegios públicos del país.

Así lo revelan datos publicados este año por “French Toast”, el principal proveedor de ropa escolar del territorio norteamericano, que indican asimismo que, en 2012, 150,000 nuevos alumnos empezarán a llevar uniforme.

Y en Nueva York, las cifras son aún mayores, con más de un tercio de las escuelas públicas que ya han instaurado una política de vestimenta.

“Un código de vestimenta hace la vida más fácil para estudiantes, padres y administradores”, declaró Michael Arking, presidente de “French Toast”, en una nota de prensa. “Esta política ayuda a que los alumnos se centren en aprender, a los padres les libra de peleas innecesarias sobre como deben de vestir sus hijos y los administradores pueden identificar más fácilmente quién pertenece a la escuela y quién no”.

Arking defiende además que por $125 se puede costear toda la ropa de uniforme necesaria tanto para un niño como una niña. Algunos padres, sin embargo, lo siguen considerando un gasto adicional prescindible.

“Si la escuela quiere obligar a mis hijos cómo vestir, que les compren ellos la ropa”, dijo Judith Delgado, que tiene dos gemelos de 9 años que acuden al colegio en Brooklyn. “Afortunadamente, de momento a nosotros no nos obligan”.

El debate sobre la imposición del uniforme en las escuelas públicas comenzó a tener auge después de que el presidente Bill Clinton hiciera mención de ello en su discurso sobre el estado de la nación de 1996.

“Si ello significara que los adolescentes se van a dejar de matar unos a otros por las chaquetas de marca, entonces sí que sería mejor que las escuelas públicas obligasen a sus estudiantes a llevar uniforme”, aseveró Clinton.

Los padres que sí apoyan la política de vestimenta, opinan en sintonía con el que fuera presidente de Estados Unidos. “Los jóvenes de hoy en día son cada vez más materialistas, y si les obligan a vestir de uniforme les quitas de tonterías”, asegura Inés Castellano, madre de tres varones en edad escolar. “Mi hijo mayor tiene 14 años y se encapricha de sneakers muy caros, sólo porque se los ve a otros en la escuela. No todas las familias nos podemos permitir las mismas cosas, y si obligan a vestir a todos los alumnos igual, también es una forma de afirmar que todos somos iguales”.

De momento, en casi todo el país, incluido el estado de Nueva York, la decisión de imponer una política de vestimenta corresponde tomarla a cada colegio público de manera individual.

Nueva Orleans, Boston, Miami o Chicago son algunas de las ciudades estadounidenses en las que ya más de la mitad de sus estudiantes de enseñanza pública visten uniforme.

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