La importancia de la lectura

Libros apropiados para cada edad

Los niños y jóvenes de hoy pertenecen a una generación con una fuerte cultura visual. Cuentan con diversos dispositivos audiovisuales portátiles como laptops, ipods, iphones y otros que les permiten conectarse satelitalmente por Internet para chatear y acceder inmediatamente a un gigantesco cúmulo de información cuyo archivo crece cada día.

El acelerado ritmo de uso de medios visuales en los diferentes ámbitos de la vida diaria, incluidos el trabajo, la escuela, la transportación y el entretenimiento, representa un reto para el sistema educativo, principalmente en el tema de la lectura, pues los jóvenes van perdiendo el interés por leer libros impresos a medida que avanzan escolarmente y que se hacen más afines al uso de los dispositivos electrónicos.

Ya todo parece funcionar con aplicaciones digitalizadas y satelitales: autos, cámaras fotográficas, microscopios, navegadores, compra de boletos para una función, proyectores para dar clase y hasta los juguetes. Es una época fascinante de cambios dramáticos y acelerados en la que los maestros y el sistema educativo deben aplicar novedosos métodos que estimulen el placer de leer.

Bajo éste panorama la lectura del libro impreso aparece como un hábito que se disfruta mayormente en la infancia y la juventud, promovida principalmente por buenos maestros, condiscípulos bien ubicados, y por padres que entienden la importancia de la lectura para desarrollar el razonamiento y la imaginación de una persona. Pero es una proporción baja de maestros, alumnos y padres envueltos en ésta labor.

El tema de la edad apropiada para leer tal o cual libro es muy debatido. Por un lado existe el prejuicio, infundado para muchos pedagogos y especialistas en educación infantil, de que una serie de libros de literatura universal y nacional, por su extensión y nivel de lenguaje, se considera aún no indicada para estudiantes de ciertas edades.

Es cierto que los libros se van leyendo gradualmente por extensión y nivel de complejidad a medida que los estudiantes avanzan de grado en la escuela. Que los libros en años preescolares y durante el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura, se apoyan más en libros ilustrados e incluso interactivos. Quizá ya es tiempo de que usemos el mismo criterio para los libros de grados más adelantados: usar también la interactividad.

Por ejemplo, combinar la lectura de libros que cuentan con versiones cinematográficas, comics, novelas ilustradas, series televisivas y/o audiolibros. Esto, con el propósito de ampliar el análisis del tema del libro desde la perspectiva de otros medios y otros creadores, como cineastas, productores de televisión, escritores de guiones, músicos, actores y demás oficios de expresión creativa que resultan atractivos para los jóvenes.

Es decir, emplear los mismos medios que los jóvenes vienen incorporando para intercomunicarse, para promover la lectura. Ésta ya no debe entenderse actualmente solo como el libro impreso, pues el libro electrónico, el video libro y el audio libro, son recursos de apoyo que maestros y estudiantes tienen a la mano para ampliar su acercamiento a la literatura.

Si le lee a sus hijos desde que son pequeños, le toman el gusto a la lectura. Leales a diario y disfrute con ellos el momento de leer juntos. Vaya aumentando poco a poco el repertorio de libros leídos, de personajes entrañables e historias apasionantes y divertidas. Sobre todo que lo vean leer a usted, que la lectura sea parte del ambiente familiar.

Establecer el lazo de interés mutuo por la lectura entre padres e hijos, alienta a los hijos a leer los libros que tiene como asignaciones escolares, y a compartir impresiones sobre dichas lecturas con sus padres. Incluso los estimula a ir más allá e iniciar lecturas nuevas por cuenta propia, o en clubes estudiantiles de lectura, expandiendo sus intereses literarios.

Si no es padre con hábito de la lectura, nunca es tarde para empezar. Y la primera tarea que se les asigna es acudir a las bibliotecas o librerías locales que casi siempre tienen libros en español y con versiones bilingües (inglés-español o viceversa), para elegir el libro del tema que le interesa y mostrar a sus hijos que usted también lee.

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