Murray acaba con sequía del tenis inglés

Se convierte de esta manera en el primer británico en ganar un torneo de Grand Slam desde el año 1936

El tenista Andy Murray levanta el trofeo que lo acredita como el merecido campeón del Abierto de Estados Unidos, en final disputada anoche en Nueva York.

El tenista Andy Murray levanta el trofeo que lo acredita como el merecido campeón del Abierto de Estados Unidos, en final disputada anoche en Nueva York. Crédito: fredy alvarez

Nueva York/servicios noticiosos – Después de un ayuno de 76 años, Gran Bretaña cuenta con un campeón de Grand Slam.

Andy Murray resistió una feroz carga de Novak Djokovic y conquistó anoche la corona del Abierto de Estados Unidos al imponerse 7-6 (10), 7-5, 2-6, 3-6, 6-2 en una extenuante final.

El escocés de 25 años se convirtió en el primer varón británico en ganar el título de un Grand Slam desde Fred Perry en 1936.

La espera valió la pena.

Tras 4 horas y 54 minutos, Murray consumió una victoria que le costó sudor y lágrimas tras haber fallado en los cuatro intentos previos.

“Novak es tan, pero tan fuerte. Pelea hasta el final en cada partido”, dijo Murray. “No entiendo cómo he podido ganar al final”.

La presencia de su entrenador Ivan Lendl en las tribunas Arthur Ashe reflejó una llamativa simetría con la carrera de Murray. Lendl también perdió en sus primeras finales, pero terminó retirándose del tenis profesional con ocho cetros.

Su arranque ayer, en la quinta final consecutiva del US Open en disputarse fuera del día original, fue el mejor posible.

Imponente a la defensa, punzante con el saque y sobre todo agresivo, Murray dominó los dos primeros sets.

Pero siempre estuvo presente la sensación de que Djokovic iba a reaccionar, como es su naturaleza combativa. El serbio logró emparejar el duelo con una demostración de garra que hizo que Murray -desesperado por el súbito giro- dijera en pleno trámite que sentía como “gelatina” sus piernas.

Cuando parecía que la presión del momento lo tumbaba una vez más, Murray respondió con firmeza al quebrar de entrada el saque de Djokovic en el quinto set y una nueva rotura de servicio le puso 3-0 adelante.

Djokovic intentó una última remontada con un quiebre en el cuarto game del set definitivo, pero hasta ahí. Murray se encargó del resto con aplomo.

En una noche en la que el frío tibio de la estación de otoño cobijó a Nueva York por primera vez, Murray no iba a dejar escapar otra oportunidad. Tampoco estuvo dispuesto a convertirse en el primer jugador en dilapidar una ventaja 2-0 por el campeonato del US Open desde 1949. Murray había estado cerca en su intento previo, pero no pudo con Roger Federer en la final de Wimbledon en julio pasado.

Poco después, en el mismo escenario del All England Club, Murray ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, una consagración que le dio esa dosis de confianza de que estaba preparado para alcanzar la cima en un Grand Slam.

Su triunfo le convirtió en el cuarto jugador diferente en ganar un Grand Slam esta temporada, algo que no ocurría desde 2003. Djokovic (Australia), Nadal (Francia) y Federer se repartieron los otros trofeos.

Serena Williams posó ayer con el trofeo de campeona del Abierto de Estados Unidos en el Parque Central de Nueva York, el epílogo perfecto de un fabuloso verano en el que aumentó su colección de títulos de Grand Slam y conquistó su primera medalla olímpica de oro en individuales.

Luego de quedar a dos puntos de perder la final del US Open, Williams respondió con un derroche de aplomo y contundencia para vencer 6-2, 2-6, 7-5 a Victoria Azarenka.

Su cuarta corona en Nueva York y número 15 de Grand Slam le puso signos de exclamación al fulgurante resurgimiento de Williams tras padecer quebrantos de salud -incluyendo una embolia pulmonar- que le dejaron fuera de las competencia durante 10 meses entre 2010-11 y luego una insólita derrota en la primera ronda en el Abierto de Francia en pasado mayo.

Esa derrota ante Virginie Razzano, una rival que se encontraba en el puesto 111 del ranking mundial en ese momento y que nunca había pasado más allá de la cuarta ronda en las grandes citas del tenis, sirvió para germinar su sucesión de éxitos.

“Me sentí miserable tras esa derrota en París. Nunca me había sentido tan miserable tras una derrota”, dijo Williams sobre la única ocasión en 47 presentaciones en los Slams en los que fue eliminada a las primeras de cambio. “(Pero) me recuperé … Dicen que a veces lo mejor es perder”.

Lo que hizo Williams fue quedarse en París, donde tiene un apartamento. Se puso a entrenar bajo la supervisión de Patrick Mouratoglou, un técnico que conduce una academia en Francia. Fue la primera vez que la menor de las hermanas Williams buscaba guía de alguien que no fuese su padre Richard.

Con Mouratoglou acompañándole, Williams ha hilvanado desde entonces una marca de 26-1. Su coronación en Wimbledon puso fin a una sequía de dos años sin ganar un grande

También mostró la compustura que no tuvo en el US Open en ediciones recientes, sobre todo el domingo, en que no se inmutó cuando un juez le cantó en contra una falta de pie con el saque. Vale recordar que en las semifinales de 2009, tras una falta similar, Williams se despachó con duros insultos y amenazas.

A dos semanas de cumplir los 31 años, Serena luce eterna con la potencia con la que le pega a la pelota y su exuberancia física. La victoria del domingo se produjo 13 años después ganar su primer Slam, venciendo a Martina Hingis en el US Open.

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