San Francisco corona barrida ‘gigante’

El manager de los Giants, Bruce Bochy, levanta el trofeo de la Serie Mundial mientras es bañado en champaña por sus dirigidos.

El manager de los Giants, Bruce Bochy, levanta el trofeo de la Serie Mundial mientras es bañado en champaña por sus dirigidos. Crédito: ap

DETROIT, Michigan/AP – Lanzadores dominantes. Bateo oportuno. Defensa impecable. Y mucho talento venezolano.

Los Gigantes de San Francisco acumularon un pesado arsenal que fulminó a los Tigres de Detroit.

Sin inmutarse al verse exigidos por primera vez en la Serie Mundial, los Gigantes se burlaron de los pronósticos en su contra y completaron el domingo una contundente barrida.

En la culminación de un octubre de ensueño, Marco Scutaro disparó otro hit clave para darle a San Francisco su segundo campeonato en tres años al vencer 4-3 a los Tigres en 10 vibrantes innings.

San Francisco sentenció la barrida de cuatro juegos gracias al sencillo remolcador de Scutaro con dos outs en la parte alta de la décima ante Phil Coke.

“Detroit no sabía lo que les esperaba. Nuestros jugadores tenían una cita con el destino”, dijo el gerente de los Gigantes, Brian Sabean.

El campeonato se selló cuando Miguel Cabrera, el artillero de Detroit que ganó la Triple Corona, dejó pasar el tercer strike por todo el medio del plato ante Sergio Romo.

Luego de verse al borde del abismo en las dos rondas previas de la postemporada, en las que ganaron cinco juegos con la soga al cuello, los Gigantes salieron a liquidar a su presa sin arredrarse por el frío brutal y hasta la lluvia.

Este título de San Francisco se cocinó con los ingredientes fundamentales de buen pitcheo, hits que caen en los momentos decisivos y una defensa hermética.

También incluyó el condimento venezolano de Scutaro, Pablo Sandoval y Gregor Blanco, tres piezas vitales en los cuatro partidos.

Sandoval, quien bateó tres jonrones en el primer juego, se erigió como el primer venezolano en ser galardonado como el Jugador Más Valioso de una serie en la que redondeó promedio de .500 con ocho hits en 16 turnos.

“Aquí estoy viendo el resultado, nunca me di por vencido”, dijo Sandoval. “Estoy viendo el resultado de mucho sacrificio. Esto es algo que nunca voy a olvidar”.

Sandoval fue suplente en la campaña por el título de 2010, luego de una floja temporada. Se redimió estos dos últimos años. “Uno aprende de las cosas malas y las guardas para esperar el mejor momento para hacerlo de nuevo”, afirmó.

Posey puso en ventaja a los Gigantes 3-2 con su jonrón de dos carreras en el sexto, pero Delmon Young replicó con un vuelacercas solitario en la parte baja. Como siempre, San Francisco golpeó primero con un triple remolcador de Brandon Belt en el segundo inning. Detroit se ilusionó cuando Cabrera adelantó a los Tigres con un cuadrangular de dos anotaciones por el jardín derecho en el tercero. Pero los Gigantes nunca dejaron de apretar.

La carrera de la victoria de San Francisco se gestó con un sencillo al derecho de Ryan Theriot ante Coke para abrir el décimo. Brandon Crawford se sacrificó para que Theriot avanzara a la intermedia y luego Angel Pagán se ponchó.

Scutaro, quien hoy cumple 37 años, empalmó un sencillo a lo corto del central y Theriot se deslizó en el plato para llegar primero que el tiro del jardinero Austin Jackson.

“Si ustedes me hubiesen dicho en julio antes que me cambiaran que iba a ser campeón mundial, no lo hubiese creído”, declaró Scutaro, quien llegó al equipo tras un canje con los Rockies de Colorado y fue la bujía dentro del empuje que les permitió ganar el título de la división Oeste, y luego fue el Más Valioso en la serie de campeonato de la Liga Nacional.

Romo sacó por la vía del ponche a los tres últimos bateadores y la celebración comenzó en el montículo.

“No pudimos encontrar el juego de nosotros. No sabíamos hacer los buenos rallies y hacer las carreras. Se nos fue la confianza completamente. Ahí estuvo la diferencia de la serie”, dijo Cabrera.

Los Gigantes concluyeron el mes con siete triunfos consecutivos y su séptimo campeonato en la Serie Mundial en su historia, al tiempo que les propinaron a los Tigres su séptima derrota seguida en el Clásico de Otoño desde 2006.

“Es obvio, no hay ninguna duda. Nos barrieron”, reconoció el manager de los Tigres, Jim Leyland. “Ciertamente que no hubo instantes de mala suerte, ni golpes de buena fortuna”.

“Es sencillo, jugaron mejor que nosotros”, sentenció. “No pudimos ganar ni siquiera un jueguito”, se lamentó el relevista de los Tigres Octavio Dotel.

Y un dato: este es el tercer año seguido que un equipo de la Nacional se corona campeón, algo que no había ocurrido en 30 años.

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