Dulces tentaciones: los mejores y los peores edulcorantes

Los edulcorantes son dulces tentaciones y muy necesarios en toda cocina y para muy diversas delicias, pero se ha preguntado ¿cuáles son los mejores y los peores para nuestro cuerpo?

Dulces tentaciones para el cuerpo. Los mejores y los peores edulcorantes. (Calaverita de azúcar, por la chef Patricia Quintana)

Dulces tentaciones para el cuerpo. Los mejores y los peores edulcorantes. (Calaverita de azúcar, por la chef Patricia Quintana) Crédito: AP

Desde el mismo azúcar, a la miel, la glucosa en frutas y verduras o la sacarina, a nuestro abasto tenemos un amplio rango de sustancias para edulcorar nuestros platos, aunque no todos son igual de beneficiosos para nuestro organismo.

El azúcar refinado, que solemos utilizar para edulcorar postres y bebidas, es de las peores opciones que tenemos alrededor, ya que es uno de los principales culpables de que engordemos e interfiere en el desarrollo de nuestro metabolismo. El proceso es sencillo: cuando comemos algo dulce, aumentan los niveles de azúcar en la sangre; en paralelo, el páncreas libera insulina, lo que hace que el hígado empiece a convertir esa glucosa que se encuentra en la sangre en glucógenos y que deje de expulsar la grasa para quemarla. Con el tiempo, el hígado irá usando estas reservas de glucógenos para alimentar el desarrollo del metabolismo, por lo que el proceso natural del cuerpo se ve afectado.

Es aconsejable reducir las cantidades de azúcar que consumimos, especialmente porque la mayoría de alimentos que compramos, incluso aquellos que no diríamos que son dulces, contienen azúcares refinados añadidos. Por ello, mucha gente confía en edulcorantes naturales, que no son más que alimentos que de por sí son dulces, como la miel, el azúcar de palma, el de caña natural o el jarabe de arce.

Lo positivo de los azúcares naturales es que son alimentos por sí mismos, por lo que el cuerpo está más preparado para ellos. Además, aumentan los niveles de insulina en menor medida que los azúcares refinados, por lo puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes. En cambio, en cuanto a su composición, siguen siendo azúcar, por lo que pueden contribuir igual que cualquier otro producto dulce a almacenar un exceso de grasa. Además, hay que tener en cuenta que el azúcar es adictivo, por lo que si siempre satisfacemos nuestros antojos, estaremos consumiendo cada vez más azúcar, seguramente sin darnos cuenta. Además, si se sigue una dieta alta en carbohidratos, basada en trigo, avena, maíz y arroz, los azúcares naturales no van a ayudar ni siquiera a resistir mejor la insulina.

Otra opción para recibir menos efectos negativos procedentes del azúcar, es sustituirlo por azúcar sintético. De todos los edulcorantes artificiales, la sacarina es probablemente el más exitoso, aunque también existen el aspartamo, la sucralosa y el acesulfamo-k. Se trata de un invento de hace más de 100 años y aunque muchos aseguran que les deja un regusto final amargo, lo cierto es que es de 200 a 700 veces más dulce que el azúcar. Sus beneficios son obvios: no contiene calorías y no incrementa los niveles de sangre. Se recomienda un consumo de 5 miligramos por cada kilo que pesa una persona.

La polémica que arrastra esta gran solución para diabéticos o personas con problemas de sobrepeso fue que su consumo por un grupo de ratones en un laboratorio norteamericano determinó en 1977 que la sacarina podía contribuir a causar cáncer. Sin embargo, y tras prohibirse su venta, la sacarina volvió a comercializarse con el debido anuncio de sus riesgos, aunque más 30 años después, ningún experimento con humanos ha corroborado el riesgo.

En esta nota

Bajar el consumo de azúcar Diabetes edulcorantes postres
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain