El precio de Sandy

La tormenta Sandy logró que el tema del calentamiento global y el cambio de clima no pueda ser ignorado en esta temporada presidencial.

Ninguno de los candidatos presidenciales se ha referido a este tema en el tramo final de la elección. El presidente Obama prefiere no hablar de ello en un momento de frágil economía. Mientras que Mitt Romney entraría en otra área donde ha cambiado de posiciones entre lo hecho como gobernador de Masschussetts y su posición de candidato presidencial.

No obstante el silencio, hay un abismo de diferencia entre las posiciones de Obama y Romney con respecto al cambio de clima. Existen contrastes que, además del impacto económico, afectan la calidad de vida de todos.

En principio, es irresponsable atribuir cada tormenta al cambio de clima. Es más, no se puede decir que sin este fenómeno no habría habido Sandy.

La gran mayoría de científicos creen que el cambio de clima se ve en tormentas mayores que antes. Esto se debe a la mayor temperatura del mar y a una elevada humedad ambiental. La fuerza de la tormenta crece al absorber la humedad. También el que las aguas hayan crecido 2.25 inches en 20 años exponer las costas a inundaciones.

Durante la campaña Romney le ha restado importancia a este problema, mirándolo exclusivamente el costo económico que significa para el sector privado el regular la polución de industrias contaminantes como el carbón. Y la preocupación de Obama en este tema fue motivo de burla por Romney durante la pasada Convención Republicana.

Mientras que el presidente ha hecho un progreso modesto en esta área. Estableció estándares de consumo de combustible en vehículos para reducir emisiones de gases responsables del efecto invernadero. Su regulaciones y normas están sacando de circulación la plantas de energía mas sucias con emisiones de mercurio y carbón.

El contraste es muy claro. Romney sostiene una conveniente posición de dudar sobre el impacto humano sobre el cambio, porque este le permite oponerse a regulaciones y argumentar el costo económico para la industria. Obama no cuestiona los hechos indisputables, sino que actúa para resolverlos.

Romney tiene en parte razón cuando dice que es una cuestión económica. El paso de Sandy deja al gobierno federal una cuenta de más de 50,000 millones de dólares. Si se ayuda e incentiva a la industria a ser más limpia, en vez de oponerse a ello, ni los contribuyentes ni el déficit federal tendría que absorber semejante costo.

Impremedia/La Opinion

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