Frutas y verduras orgánicas: ¿Hacen la diferencia?

Poco a poco, las carnes, frutas y verduras orgánicas están ganando terreno: en 1997, el mercado de lo…

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Crédito: Flickr

Poco a poco, las carnes, frutas y verduras orgánicas están ganando terreno: en 1997, el mercado de lo orgánico generó en Estados Unidos ventas de 3.600 millones de dólares; en 2011 esa cifra aumentó a 31.400 millones. Nada mas y nada menos que 27 millones de dólares más en tan solo 14 años. ¿A qué se debe ese aumento? ¿Por qué son cada vez más las personas que prefieren los productos orgánicos?

Diversos estudios demostraron que, en comparación a las cultivadas de manera convencional, las frutas y verduras orgánicas no son mas nutritivas. Además, los productos orgánicos suelen ser un poco mas caros, son difíciles de conseguir (no están en todos lados) y no lucen tan tentadores (su brillo y color no son tan intensos y muchas veces son mas pequeños en tamaño). Sin embargo, pese a todas estas contras, cada vez se consumen mas. ¿Cuál es su virtud?

Cada vez que vamos al supermercado, nos sentimos súper satisfechas cuando llenamos nuestro carrito con tomates, zapallos, zanahorias y demás; pero rara vez nos preguntamos cómo fueron cultivados. Creemos que estamos comprando algo natural cuando, la mayor parte del tiempo, estamos adquiriendo productos llenos de químicos que podrían ser nocivos para nuestra salud.

La virtud de los alimentos orgánicos radica en que en todo el proceso que se inicia desde el momento en que se prepara la tierra para que se produzcan y finaliza cuando los consumes, no hay presencia alguna de hormonas, antibióticos ni otros productos químicos o pesticidas; esto quiere decir que tienes la garantía de que están en su estado totalmente natural. No son tan grandes y brillantes como los cultivados convencionalmente porque su tamaño y calidad no han sido modificados mediante procedimientos químicos y genéticos. La tierra en la crecieron ha sido fertilizada orgánicamente, lo que además de cuidar tu salud, cuida también al medio ambiente. Es toda una cadena: en un suelo saludable crecen cultivos saludables que promueven el bienestar de los animales y de las personas que los consumen. Si, en cambio, consumimos productos cultivados de manera convencional (que usan químicos para “mejorar” y acelerar la producción), nuestro cuerpo va acumulando toda una serie de sustancias nocivas que muchas veces están relacionadas a enfermedades como el cáncer, las alergias, el asma y problemas del sistema inmune.

Los productos orgánicos cuidan tu salud y al medio ambiente, por eso es que cada vez son más quienes los prefieren. Es hora de hacer un cambio positivo en nuestra alimentación, de preguntarnos qué es lo que comemos, de dónde viene, cómo fue producido. Seamos precavidas, no esperemos enfermarnos para replantearnos nuestros hábitos de consumo.

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