Urgen evitar el abismo fiscal

Presidente de la Reserva Federal pidió a los líderes del Congreso frenar recesión

El presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Ben Bernanke durante su visita a la Gran Manzana advirtió un posible abismo fiscal.

El presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Ben Bernanke durante su visita a la Gran Manzana advirtió un posible abismo fiscal. Crédito: AP

Nueva York/EFE — El presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Ben Bernanke, urgió ayer a los líderes del Congreso a alcanzar un acuerdo que evite el llamado “precipicio fiscal”, que a su juicio supone una “amenaza sustancial” que arrastraría de nuevo al país a la recesión.

“Seguir postergando estas difíciles decisiones solamente prolongará e intensificará las incertidumbres”, aseguró el máximo responsable del banco central estadounidense durante una conferencia organizada por el Club Económico de Nueva York, la primera que ofrece desde la reelección de Barack Obama como presidente de EE.UU.

Bernanke añadió que “un marco creíble para establecer un camino estable para la política fiscal a nivel federal” es “necesario urgentemente para asegurar el crecimiento económico y la estabilidad a largo plazo”.

En este sentido, pidió al Congreso y la Administración Obama que “protejan a la economía del choque del severo ajuste” que implica el “precipicio fiscal”, una combinación de subidas de impuestos y masivos recortes del gasto que entrará en vigor en enero si no llegan a un acuerdo para reducir el déficit a largo plazo.

Esas medidas automáticas, de al menos $500,000 millones tan solo el próximo año, suponen una “amenaza sustancial” a la recuperación económica de Estados Unidos, puesto que un “choque fiscal de ese tamaño llevaría a la economía a caer de nuevo en la recesión”.

Bernanke se refirió, además, a la necesidad de que Washington apruebe en 2013 un nuevo aumento del techo de deuda del país “para evitar la posibilidad de una catastrófica suspensión de pagos”, un escenario que ya estuvo cerca en el verano de 2011 y que ya entonces “dañó mucho la confianza, incluso habiéndose alcanzado un acuerdo”.

A su juicio, si Estados Unidos vuelve a enfrentarse a esta situación, “podría implicar esta vez unos costes financieros y económicos incluso mayores”.

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