La ausencia de cariño

Se habla mucho de las armas, y con razón, pero también tiene que ver el entorno familiar

Burbujas

Texas es la tierra de las armas. Siempre, desde el “viejo oeste”, lo ha sido. En la actualidad hay más armas en manos de particulares en ese estado que en el resto del país.

Ante la posibilidad de que el presidente Obama logre encontrar una forma de controlar la venta de armas de alto poder, de esas que son de asalto, algunos texanos se han lanzado a comprar todas las que puedan, en casos haciendo colas en las armerías…

¿Para que ?

Para preservar el derecho constitucional que tienen los americanos de poseerlas… derecho que nadie niega, pero que no puede referirse a armas de asalto, a metralletas, a “cuernos de chivo”, sino a las de defensa personal y de cacería.

Creo que más importante que el derecho constitucional a portar armas es el derecho a vivir de nuestros niños.

Cuando las armas poderosas pueden llegar a manos de personas con serios problemas sicológicos son una invitación a la violencia, como lamentablemente se puede constatar en los hechos recientes.

No creo que haya padres de familia que no se angustien ante la posibilidad que un loco, con derecho a portar armas, entre a la escuela de sus hijos y los mate o los deje traumados para el resto de su vida.

Y sí es así: ¿Por qué todos los padres no exigen a gritos que se haga algo de inmediato para que no se repita una locura así?

Un desequilibrado armado es una amenaza permanente, aunque tenga el “derecho” de tenerlas habrá que buscar un medio para que no tenga acceso a ellas. Un desequilibrado debe ser vigilado para evitar atrocidades.

Es un problema complicado, porque, como hemos visto, alguno de estos desequilibrados, llevaba una vida normal, hasta el día que decidió matar.

En un país que se muestra al mundo como ejemplo cívico, asesinatos de niños como los recientes, no se deben repetir.

Además armas es un término muy amplio. Puede no tratarse de armas de fuego, puede ser un puñal o machete. ¿Quién pone el límite y a cuales armas se refiere el derecho a portarlas?

Es problema de los políticos definirlo; me temo que van a oponerse a hacerlo. No sea que vayan a acusarlos, como ya están haciendo con Obama, de querer violar la Constitución. Pero, pese a mi pesimismo, ojalá que encuentren como controlarlas y lleguen a acuerdos que permitan bajar o erradicar la violencia.

Por hoy voy a hablar de nuestra sociedad que parece estar enferma y en camino a la desintegración, del cual la violencia es parte o consecuencia.

El problema más grave me parece ser el preocupante hecho que el núcleo familiar se ha venido destruyendo en los Estados Unidos.

Hay mil causas que pueden aducirse, una de ellas es la necesidad de ingresos para subsistir dignamente. Esto ha hecho que, en millones de casos, ambos cónyuges trabajen fuera del hogar y por ello sus hijos carecen de ese calor, seguridad y amor que les da una perspectiva social distinta a la del solitario que acaba por sentir que no pertenece a nada. Y el no pertenecer a nada lo puede volver enemigo de todos…

Tengo un gran respeto por las madres solteras, cualquiera que sea la causa que las llevó a serlo. Su necesidad de buscar el pan las obligan a dejar a su o sus hijos en otras manos, que por buenas que sean, por profesionales que pudieran ser, no pueden substituir a la madre; podrán darle a la criatura educación, pero muy poco amor verdadero, y el que en su niñez no lo recibe, no puede darlo de adulto.

Y este es uno de los problemas sociales más serios al que nos enfrentamos.

El resultado de esa ausencia del calor familiar pudieran ser los inadaptados y los muchos solitarios entre los cuales hay quienes, como hemos visto, recurren a la violencia posiblemente por la necesidad de sentirse importantes un instante, aunque les cueste la vida después.

Siento que somos nosotros, los adultos, los que en gran parte tenemos la responsabilidad de esa violencia al ocuparnos cada vez menos de la educación de los hijos y de su cultura moral y cívica.

Los niños aprenden el poco valor que tiene la vida en los juegos de vídeo, a los que los adultos los hacemos adictos con tal de que no nos molesten. En estos juegos se trata siempre de matar, sean marcianos, aviones que derribar, o enemigos. De acuerdo al numero de “X” que mató el niño, la máquina lo califica; hasta puede ser el campeón.

La violencia rodea a los jóvenes. Sus grandes héroes son, casi siempre, los triunfadores en los deportes más violentos; llamémosles rudos. Esos deportistas ganan mucho dinero y nosotros que generalmente juzgamos el valor de las personas por lo que tienen y no por lo que son, les hacemos el juego…

La televisión, que tiene una enorme capacidad educativa, está llena de programas de violencia en que mueren cientos, casi siempre los “malos”. Podemos dejar que los jóvenes decidan, más adelante en sus vidas, quienes, por malos, no merecen existir. Y no faltará un desequilibrado que intente librar al mundo de los que él considere malos.

Por fortuna en la comunidad latina aun es importante el lazo familiar; espero se conserve así para que nuestros hijos crezcan dentro del equilibrio que da el saberse queridos…

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