Día 43 #reto180dias

Ah el dolor. A atravesar esa frontera.

Tirado en el piso de mi propia casa, con la cara hacia abajo, repleto de sudor. Los brazos ya no responden cuando exijo que levanten el torso haciendo “push-up” o “lagartijas” como se le conocen en México. Duele.

Y es apenas el inicio del ejercicio. Pero hay que seguir intentando las repeticiones.

Los resultados cada vez son más evidentes. Tan sólo en inicio de semana, tuve que salir a comprar ropa, pues francamente, toda la que tengo ya me queda extremadamente grande. El invierno ha dado tregua y al mismo tiempo, hay oportunidad de ponerse chaquetas más ligeras. Es ahí donde la mayoría de la gente ha notado el cambio en el físico. Sonrío y les doy las gracias por el cambio. Luego de un mes y dos semanas de hacer ejercicio, Luis Soto decidió cambiarme la rutina completa.

Me sentí como si jamás hubiera hecho ejercicio. Aprendí que el cuerpo se empieza a acostumbrar a ciertos momentos en los que es necesario una rutina distinta.

También aprendí que la combinación de alimentos es única y, que si dejo de comer aunque sea una pieza de las que me ha recomendado Luis, se refleja a la hora de hacer ejercicio. Me ha quedado claro que él es un experto en lo que está haciendo, pues inmediatamente se da cuenta, ala mitad de la rutina y me dice. “¿Estás comiendo tu snack? Necesitas más verduras y menos proteínas” como si me estuviera viendo todo el día.

Es cierto. Lo del a carrera del Spartan Race está muy emocionante. Más aún cuando corro 30 minutos en la caminadora? cuando en diciembre me sofocaba para subir las escaleras del metro. Sin embargo, el frío pide un poco de chocolate? una galleta no está mal. He hablado con Luis y me ha dicho que está bien, pero que debo continuar con el ejercicio. Sabe que es muy difícil? pero ha sido más difícil perder las cerca de 26 libras y contando.

Pero no sólo son las libras: el pecho, la espalda, los hombros y sobre todo las piernas. Una vez en la noche la gente no me reconoció aunque estaba frente a ellos. Eso me gustó. Sin embargo, frente al espejo me veo también y a veces digo que no soy yo.

La idea de un nuevo renacer parece que está dando frutos. De la soda, ya no la extraño. Tengo mes y medio sin tomar cerveza ni alcohol, y cuando estoy frente a cualquiera de las tentaciones pido un té sin azúcar. También tomo café, sin azúcar.

Reconozco que no ha sido un camino nada fácil, pero hay que concentrarse. Más cuando, a la hora de comer, hay un menú que parece suculento, pero que en mis ojos se ha instalado un filtro interesante: en vez de leer “alitas de pollo” ahora mi mente dice “proteínas con harina y exceso de grasas, sin vegetales”.

Eso me gusta. Me gusta también que me siento más ligero, que me cuestan mucho menos trabajo caminar, subir escaleras y demás. Ahora pienso dos y tres veces lo que voy a pedir. Estoy siendo consciente de lo que estoy llevando a mi organismo.

Pero el cambio de ejercicio ha sido como subir cuesta arriba con la bolsa llena de piedras. Siento que no avanzo en esta etapa, y eso me desespera. Me he unido a un grupo de apoyo en Facebook en donde la gente te apoya y puede uno ser sincero: si te duele, ataca con más fuerza. No te desanimes, que ellos comen igual que tu. Todos encuentran horario en sus agendas para hacer ejercicio, siempre y cuando lo hagan.

Algunos ya me llaman “flaco”. Sé que todavía falta y mucho, pero ahí vamos.

Por cierto, queridos lectores: mcuhos me han preguntado los datos del Coach.

Se los repito aquí, ustedes lo pueden contactar directamente en inglés y español. No sean timídios. Rompan ese miedo y pregunten.

http://www.newlifeliving.org

lifecoach768@gmail.com

917-239-2522

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