Nueva York Acompañada de su pareja, la puertorriqueña Linda Conde se unió a unos 300 residentes de El Bronx, para demandar un freno a los casos de brutalidad policial y acoso a la comunidad LGBT.
Portando una pancarta que clamaba respeto a las mujeres transexuales, Conde levantó el puño en alto bajo una intensa lluvia, y demandó al Departamento de Policía no más sexismo y acoso.
“El NYPD es la ganga [pandilla] más peligrosa a la que debemos de temer”, sentenció la mujer, de 46 años. “En el Sur de El Bronx estamos cansados de oficiales inhumanos y sin sentido de la justicia”.
Convocada por una veintena de organizaciones y líderes, la marcha rindió tributo con un minuto de silencio a las víctimas que murieron a manos de policías, entre ellas Sean Bell, Ramarley Graham, Reynaldo Cuevas y Amadou Diallo.
“Toda una comunidad viene hoy a alzar la voz por todas esas familias destruidas”, expresó con firmeza la reverenda y activista Claudia de la Cruz. “Nuestros vecindarios ya han sufrido demasiado y demandamos un alto inmediato a la brutalidad policial”.
La protesta, que inició a unos pasos del Cuartel de Policía 40, buscó poner en la mesa de discusión el hostigamiento policial a la comunidad musulmana.
“Las minorías han sido las más perseguidas por la Policía, justificando su actuación anticonstitucional con los lamentables hechos del 11 de septiembre”, dijo un activista de Cop Watch-Harlem. “Es vergonzoso que el NYPD criminalice a familias inocentes”.
Con la consigna “Necesitamos empleos, no prisiones”, los presentes pidieron un alto a la polémica política de la Policía Stop-and-Frisk, o Parar y Registrar.
“En los últimos años latinos y afroamericanos hemos sido detenidos y registrados por meras corazonadas, que en realidad es un perfil racial que nuestros sistema tolera y promueve”, dijo Freddie Ríos, que asistió para pedir justicia por Reynaldo Cuevas, un joven dominicano que murió por el disparo de un oficial.
Al ritmo de Hip-Hop, artistas de Stop “Stop and Frisk” entonaron letras a favor del cese de esta política policial. Más tarde los presentes marcharon hacia Harlem, gritando consignas como “Necesitamos trabajos, no cárceles”.
Según cifras de la Policía, en 2011 la cuarta área de mayor incidencia del programa de “Para y Registra” fue el cuartel 40, que comprende los barrios de Mott Haven y Melrose. Unas 17,690 personas fueron detenidas y 98.5% pertenecían a grupos minoritarios.
Según activistas, en las inmediaciones de la Avenida Taylor se registraron varios casos de “Para y Registra”. El dominicano Anthony Figueroa, de 31 años, dijo ser una de las víctimas.
“Estaba fumando en una esquina y eso fue motivo suficiente para que la Policía me registrara”, comentó. “Vine a la protesta porque creo que la comunidad debe unirse para parar esta política racista. Debemos presionar y decir en una sola voz ya basta”.
Mientras el NYPD defiende Para y Registra como una medida efectiva para reducir el crimen, la Unión de Libertades Civiles de Nueva York (NYCLU) la califica como racista. Según sus cifras, en los primeros meses del 2012 la Policía paró y registró a 443,422 personas, de esta cifra 32% fueron latinos.