Un reto de mucho peso

Un programa escolar invita a alumnos a bajar las libras de más

Daisy Villanueva  es una de 200 estudiantes  de la secundaria  Santee  que participan en un programa para bajar de peso.

Daisy Villanueva es una de 200 estudiantes de la secundaria Santee que participan en un programa para bajar de peso. Crédito: <copyrite>La Opinión - </copyrite><person>Aurelia Ventura< / person>

Daisy Villanueva, de 16 años de edad, tiene 100 libras de sobrepeso y una fuerte convicción para bajar de peso. El jueves pasado inició un programa para perder 40 libras en las próximas 12 semanas.

Ella es una de los casi 200 alumnos que participan en un programa de pérdida de peso en la Secundaria Santee llamado “Weight Revolution”.

“Mis papás no están gordos, somos mis hermanos y yo quienes estamos pesados. Creo que es nuestra generación, quienes hemos nacido aquí los que te nemos el reto de la gordura. Nuestros padres trabajan mucho y nosotros tenemos que buscar qué comer, creo que de ahí viene el problema”, dijo Daisy.

Daisy confiesa que aunque sólo come una vez al día, come demasiado y cosas grasosas que no son saludables como hamburguesas o comida mexicana frita.

“Yo le he dado ese mal ejemplo a mis hermanos. Ellos están pequeños –10 y 12 años- y ya tienen mucho sobrepeso. Me preocupa mucho su salud porque yo a la edad de ellos no estaba así y sólo me imagino lo gordo que ellos van a estar cuando tengan mi edad”, agregó.

En la secundaria Santee alrededor del 90% de los alumnos están gordos, según datos oficiales proporcionados por la escuela.

Hace dos semanas, la Fundación San Miguel y la administración de la escuela anunciaron su alianza que permitirá que los adolescentes de Santee pierdan las libras de más, bajo supervisión médica y patrocinio de la Clínica San Miguel.

“En las pasadas dos semanas me estuve preparando física y mentalmente para iniciar el programa. Fui a consejería, tomé más agua, empecé hacer ejercicio y comencé a comer más saludable para acostumbrarme”, dijo Daisy.

En el programa que inició el jueves, esta joven ingerirá sólo la comida que le proporcionaran cada semana que consiste en desayuno, almuerzo y cena, más dos o tres bocadillos durante el día. Es una dieta alta en proteína y vegetales, y baja en sodio y azúcar.

Por ejemplo, el tipo de comida que le han dado son porciones pequeñas de lasaña de vegetales para el almuerzo con una ensalada, y de bocadillo durante el día una bebida de proteínas o una taza de yogurt.

“Acabo de comenzar y me siento muy bien, no tengo hambre ni deseos de comer otras cosas, no sé cómo estaré en unas semanas”, dijo Daisy.

En las próximas semanas La Opinión seguirá a esta estudiante para presenciar sus retos y posiblemente su transformación.

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