Corrupción bipartidista

Fue en la esquina de la calle 86 y la Avenida Madison donde Malcolm A. Smith se me acercó y me dijo “voy a postularme para alcalde”. Eso fue el 10 de junio del 2012. El ambicioso político de Queens, como tantos otros de la metrópoli, había terminado de desfilar en el magno evento que celebramos los puertorriqueños desde 1958 en la Quinta Avenida y allí rodeado de un grupito de sus aduladores me dejaba saber de sus planes y lo reporté en Twitter.

Sin embargo, ayer se desató un escándalo de corrupción que le pone fin no solo a sus ambiciones como alcalde sino a su actual título de senador estatal y más importante aún a su condición de hombre libre. De ser probados los cargos detallados en el pliego acusatorio, la sentencia podría encerrar a Smith por dos décadas. El senador del Distrito 10 en Queens además pudiera enfrentar cargos bajo el código penal neoyorquino.

Los detalles de cuán grande ha sido la traición al público del senador Smith y de su compinche, el edil Dan Halloran, se ventilarán a su debido tiempo. Más preocupante para el proceso democrático es como líderes del Partido Republicano están prestos a vender su lugar en la urna electoral para lucrarse. Es un mal ejemplo y bochornoso despliegue de la corrupción bipartidista que reina en la cloaca política de la ciudad y estado de NY y la nación que se harta de perfección, en su supuesto ejemplar sistema.

A todo esto nos preguntamos si Adolfo Carrión hijo fue víctima del tumbe que práctica el Partido Republicano. ¿Le insinuarían algunos de los cinco líderes del partido que les pagará por su apoyo? ¿Es posible confiar en quien obtenga al respaldo de esa colectividad? Malcolm Smith ha demostrado que no.

Bajofuego@eldiariony.com

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