La otra cara de la final

Reventa, boletos falsos y roces con policías envolvieron el Azul

Tres mil policías fueron desplegados alrededor del Estadio Azul para controlar ayer a la multitud.

Tres mil policías fueron desplegados alrededor del Estadio Azul para controlar ayer a la multitud. Crédito: MEXSPORT

MÉXICO, D.F. (NTX).— Parecía como si al Estadio Azul hubiera llegado un líder mundial de muy alto nivel.

Seguridad total, como si se tratara de una visita de Estado, el inmueble y sus alrededores fueron sellados por la policía para el partido de ida de la final del Torneo Clausura 2013 de la Liga MX entre Cruz Azul y América.

Desde mucho antes de acercarse al coloso de la colonia Noche Buena, el dispositivo implementado por la Secretaria de Seguridad Pública capitalina era evidente.

Todos los que ayer se acercaron al estadio fueron observados y analizados para evitar que introdujeran algún objeto prohibido.

Inclusive, algunos representantes de los medios de comunicación, pese a que se identificaron como parte de la prensa, fueron objeto de escrutinio por los policías, quienes tenían la orden de evitar cualquier problema.

La reventa fue uno de los principales puntos a atacar y eso provocó que los dueños del mercado negro buscaran mezclarse entre la afición para de esa manera ofrecer algunos boletos.

Las entradas que ofrecían no bajaron de los mil 700 pesos (170 dólares), cuando su precio original en taquilla fue de 260 pesos (26 dólares) en la parte alta del inmueble.

Lo que no supo controlar la seguridad fue la falsificación de boletos.

A dos personas que intentaron ingresar con entrada comprada se les impidió el acceso, ya que los boletos que compraron en la reventa eran falsos.

Las víctimas dijeron que pagaron mil 500 pesos (150 dólares) por cada uno de ellos.

La necesidad o ansia de los asistentes a la final se fue haciendo más grande al grado de que se registraron algunos pequeños roces con los representantes de la autoridad, quienes en lugar de controlar sólo estorbaban el andar de las personas, sin que esto pasara a mayores.

Algunos despistados preguntaron con cierta desesperación a la gente de seguridad dónde se encontraba la puerta de acceso para ellos, quejándose con la desilusión de que tenían que darle toda la vuelta al estadio cuando la lluvia se dejaba sentir con intensidad.

La mayoría de las personas presentes no podían ocultar sus colores celestes, que contrastaban de manera notable con los aficionados de América, más allá de que muchos impermeables que se podían adquirir por 10 pesos (un dólar) fueran de color amarillo.

El color de las prendas contra la lluvia creaba la ilusión óptica de que había mayoría americanista en el primer capítulo de la gran final del futbol mexicano

A la cita no faltó la porra oficial del América que fue escoltada por elementos de seguridad hasta que ingresaron al Eestadio Azul.

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